El capitán del Ejército Félix Valenti Figueroa, el inspector de tránsito Eduardo del Valle y un comisario de apellido Jándula fueron sindicados, otra vez, como parte del aparato represivo en la localidad de Metán, en donde se estima que hubo unas 25 personas desaparecidas durante la última dictadura cívico militar. Otra testigo evidenció el terror implantado por la represión: se negó a reconocer siquiera que conoció a Juana López, quien en 1976 fue secuestrada y sometida a torturas y vejámenes.
Cinco testigos declararon el lunes 30 de julio de 2012 en la continuidad del juicio que se lleva a cabo ante el Tribunal Oral en lo Federal Criminal de Salta por crímenes de lesa humanidad cometidos en 1975 y 1976.
El presidente de la Cámara de Diputados, Manuel Santiago Godoy, volvió a traer el nombre del comisario Jándula, de quien recordó que se jactaba de haber participado del homicidio del ex diputado provincial Luis Rizo Patrón, cometido el 12 de julio de 1976. “El comisario, el ‘Gringo’ Jándula, conocidísimo él, era jefe de una Regional, él sí era un palangana de esos históricos.
Contaba en una mesa: ‘A Rizo Patrón lo agarramos y lo hicimos ¡pum!”. El legislador contó que esto ocurrió en el Club Comercio, en una mesa “en la que estábamos varias personas”. “Viste lo que le pasó a Rizo Patrón, un par de bombas y ¡pum!”, decía el comisario. Afirmó que Jándula “se jactaba, era una impunidad tal que eran jactanciosos”.
Jándula fue mencionado en otra audiencia por Rodolfo Saravia Toledo, que junto a Hilario Retuerta encontraron el cuerpo de Rizo Patrón al pie de la estatua de San Martín en la plaza principal de Metán. Saravia Toledo recordó que denunciaron esto ante los policías “Jándula y Rallé”. Retuerta dijo que los policías “sabían mejor que nosotros” lo que había ocurrido.
Godoy contó que desde 1971 o 1972 sufrió persecuciones, debido a su actividad como dirigente estudiantil en la Línea Independiente Antiimperialista, y que cada vez que era detenido en Tucumán luego sufría allanamientos en Salta, por lo que “no me caben dudas que las policías de Tucumán y Salta se pasaban los datos”.
Dijo que en unos de esos allanamientos, llevado a cabo después de julio de 1976, y que estaba comandado por los comisarios Joaquín Guil y Abel Vicente Murúa le advirtieron: “Deje de joder porque a usted le va a pasar lo mismo que a Rizo Patrón”.
Agente de reunión
El empleado municipal Félix Martín López contó que el inspector de tránsito Eduardo del Carmen del Valle le ordenó ir a una misa que el 1 de julio de 1976 se iba a ofrecer por Perón y recabar información sobre los participantes y lo que allí se decía. Aseguró que se negó “porque no era mi función”.
Del Valle ya ha sido señalado por Juana López como quien vigilaba, junto al oficial de policía Rolando Perelló, a los militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y el abogado Andrés Ruarte lo acusó de ser el jefe de los represores en Metán.
Del Valle fue policía, pero por aquella época era inspector de tránsito. Más tarde Perelló recomendó su reincorporación a la policía en reconocimiento por “su lucha contra la subversión”, recordó el fiscal Ricardo Toranzos.
Del Valle aparece también en la “Nómina del personal civil de inteligencia que revistó en el período 1976/1983”, realizada en febrero de 2010, con la firma del director general de inteligencia del Estado Mayo General del Ejército, el general de brigada César Gerardo Milani.
En el informe sobre los informantes del Batallón 601 se especifica que Del Valle cumplía la función de “agente de reunión”. Actualmente el ex inspector de tránsito está imputado en todas las causas en que se investigan crímenes de lesa humanidad cometidos en Metán (incluida la parte 2 de la causa por Rizo Patrón). Ya fue indagado y goza de prisión domiciliaria por razones de salud.
Durante la dictadura el primer interventor municipal fue el capitán del Ejército Félix Valenti Figueroa, sindicado como jefe de la Subárea 32, y que también está siendo investigado por delitos de lesa humanidad.
El año pasado Valenti Figueroa, que era dirctor del estado provincial, fue denunciado por el diputado provincial Horacio Thomas, quien lo acusó por el secuestro de José Hatti y la desaparición de Gustavo Medina Ortiz. El militar tuvo que renunciar al cargo en la provincia.
El caso del médico peruano
El médico peruano Pedro Rivera Tupac Yupanqui, que se desempeñaba en la Clínica Metán, fue detenido una madrugada de 1976.
Estuvo desaparecido durante un mes aproximadamente. “Reapareció” para contar que había sufrido torturas y que lo habían dejado en libertad con la advertencia de que abandonara la localidad. Así lo hizo y nunca más se supo de él en Metán.
El caso fue revivido ayer por el médico Carlos Poma, quien recordó que como director de la Clínica fue convocado una madrugada para que abriera el consultorio de Rivera. “Había un grupo grande de policías, estaba un inspector Echenique. Lo trajeron al doctor Rivera en camiseta, hacía mucho frío”, recordó Poma.
Añadió que luego de esa madrugada “al doctor Rivera no lo ví más”. Al día siguiente trató de averiguar los motivos de la detención pero Echenique se lo impidió: “Usted no tiene nada que hacer aquí”, le advirtió. Intentó entonces hablar con Valenti Figueroa, pero no lo recibió.
Cerca de un mes después Rivera “aparece, reaparece”. Estaba rapado, muy apenado, contó que había sido torturado, que siempre estuvo en camiseta y descalzo, “y sollozaba, y dijo que se iba a retirar”.
- Informe Elena Corvalán
Periodista