Los medios de comunicación son una fuerza visible e invisible. Han logrado en estos últimos veinte años sacar de la fragmentación- especialmente en nuestro país o en Latinoamérica- todos aquellos lugares que estuvieran aislados. Algunos ya agregan que las revueltas árabes tiene un inicio en esa de forma de comunicación tecnológica.
Desde la década del veinte en el siglo pasado, la radio comienza a ocupar el lugar de las grandes comunicaciones. Los regímenes totalitarios supieron utilizar la radio y el cine como forman de disciplinar las Masas. Goebbels-Ministro de propaganda- fue el maestro inicial cuando los nazis se hicieron del poder en Alemania en 1933. Pero esto no quedó allí, ya que como muy bien lo señala Noam Chomsky, hoy también EEUU sabe utilizar los medios, desde el cine de Masas, disciplinada en el tipo de películas que se autorizan (por la Academia de Hollywood), pasando por el auge de la televisión en los 50 y 60 hasta la nueva revolución informática a través de internet (twiter, facebook, blogs, web).
Chomsky escribe: “Los medios de comunicación de masas actúan como sistema de transmisión de mensajes y símbolos para el ciudadano medio. Su función es la divertir, entretener e informar, así como inculcar a los individuos los valores, creencias y códigos de comportamiento que les harán integrarse en las estructuras institucionales de la sociedad. En un mundo en el que la riqueza está concentrada y en el que existen grandes conflictos de intereses de clase, el cumplimiento de tal papel requiere una propaganda sistemática” [[Noam Chomsky y Edward S. Herman, Los guardianes de la libertad ]].
Los diarios como otro modelo de comunicación están quedando para una fracción más pequeña, ya que la televisión- aún más con el cable- se ha afirmado como una manera de vender entretenimiento. Los estudios de Chomsky sobre la televisión le hacen decir en una entrevista: “Si usted habla con alguien de la industria de la televisión y le pide que describa un programa de una hora, mencionará lo que llaman el contenido y el relleno.
El contenido es la publicidad; el relleno es una persecución en auto, una escena de sexo o cualquier cosa en el medio de los avisos publicitarios, lo que mira la gente durante unos minutos entre tanda y tanda hasta que llega la próxima publicidad. Pero el objetivo es la publicidad. El resto consiste en lograr que la gente siga mirando. (…) esto tiene un efecto de propaganda. La idea es forjar los valores de los espectadores para que sus valores, esencialmente, se basen en el consumismo ciego. Y todo empieza en la niñez”. [[Noam Chomsky, Bush y los años de miedo]]
Crónica TV, Tinellì, y el nuevo mecanismo que utiliza la farándula vernácula para promocionarse (propaganda) peleándose por TV, son algunos de los ejemplos que hemos aprendido de la televisión como meta- lenguaje. El otro aspecto es analizar cuál es la política del Estado con respecto a los medios y sobre esto se está empezando a analizar, estudiar e investigar. El artículo de Ernesto Semán ‘Relaciones peligrosas’- aparecido en la sección ‘Cultura y Populismo en tiempos de Kirchner / Los gobiernos peronistas frente al arte y la política’- [[Ernesto Semán en Le monde diplomatique, mayo 2011]] analiza los efectos del incidente de la llegada de Vargas Llosa. Una tensión entre cultura y política.
Algo que el peronismo viene arrastrando desde la década del 40 y que el kirchnerismo- dice el autor- busca conciliar los derechos políticos con una ampliación de la ciudadanía social. Semán cita un incidente entre el futuro Nóbel de Literatura, Pablo Neruda y Perón, con respecto a una visa de entrada al país del poeta chileno [[Memo del embajador Ramón del Rio, Cali, 17 de septiembre de 1949]]. Perón evalúa si debe ó no entrar. Al año siguiente y en forma pragmática concluye con una frase: “Si lo arrestamos, no solo se van a enojar los intelectuales, sino los inteligentes”.
En el 53 cuando va a Chile, Perón obtiene un premio de la Universidad nacional y no es molestado por los sindicatos comunistas. Para Semán hay una lógica interna en esta anécdota que muestra la relación de los populismos con la cultura establecida. Algo diferente iba a suceder con la llegada de Albert Camus a nuestro país. Había sido traído por Victoria Ocampo, y llegaba desde Brasil para ir a Chile. En sus ‘Diarios de viaje’ Camus anota su paso por La Argentina en 1949: “Discutimos el asunto de las conferencias.
Mantengo mi posición, agregando que mi conferencia, si la doy se referirá en parte a la libertad de expresión. Como, por otra parte, emite la suposición de que mi texto podría ser pedido para una lectura previa de la censura, le advierto que me negaría rotundamente (…) la prensa peronista silenció o suavizó mis declaraciones de ayer por la tarde” [[Albert Camus, Diarios de viaje]]. Ya estaba en funciones del primer gobierno peronista, Alejandro Apold.
Sucederá un hecho lamentable que por suerte la memoria de un peronista de convicciones supo contar. La historia la relata Hugo del Carril: “El general me preguntó: – ¿Qué le anda pasando?” “En 1952, en plena época peronista, un personaje para mí siniestro que se llamaba Alejandro Apold y era Secretario de Prensa, chocó conmigo en algunas cosas… Durante dos años, me hizo la vida imposible. Dos años en que siendo amigo del General, no podía llegar a él porque me bloqueaban. Ocurrió que el hermano de Perón se enteró de mis sinsabores y me mandó llamar. A los pocos días, llega un mensajero a casa y me dice que el General quería verme y que lo fuera a ver a la Casa Rosada a las 6 de la mañana del día siguiente y que entrara por la puerta de atrás. Cuando llegué, me saludó cordialmente y me preguntó «¿Qué le anda pasando?». Le expliqué que no podía trabajar ni salir del país. Se demudó y me pidió pormenores que le tuve que dar.
Entonces Perón hizo llamar a Apold de inmediato. Creo que se debió haber sacado el pijama en el viaje. Lo hizo sentar a mi lado y le preguntó qué pasaba. Apold trató de tirarme todo el barro posible, dijo que yo era comunista y que me había prontuariado por comunista, aunque yo nunca milité en el comunismo. Bueno, en esa reunión Apold dijo que yo era el único que había filmado la película de un comunista. Y Perón – cosa que era cierta porque yo lo había consultado – le dice riéndose: «Lo autoricé yo». Esa fue la lápida. Entonces le dije: «General, no soy el único prohibido». Le dije que había más de cien artistas que estaban en una lista y que si quería se la mandaba.
Entonces me emplazó para que se la mandara. El caso es que le mandé la lista y a la semana la gente del ambiente no entendía nada. Todo el mundo volvió a trabajar y nadie supo nunca el por qué.” [[Hugo del Carril, un hombre de nuestro cine. Gustavo Cabrera]]. Algo parecido- en el manejo de la aprobación – sucederá con La patagonia rebelde, el libro de Osvaldo Bayer llevada al cine por Ayala y Olivera. Será Perón quien de ‘el visto bueno’ para que se autorice su estreno.
La nueva ley de radiodifusión lo que ha traído en el campo de los medios es la alineación. Y así como se han posicionado los monopolios, en su mayoría en contra del gobierno, debido a que los tocaban sus poderosos negocios a los que estaban acostumbrados; así ha pasado con los periodistas.
El ejemplo más inmediato es el debate que se realizó en el programa ‘6,7,8’ cuando fue invitada la ensayista Beatriz Sarlo. Generaron una fuerte repercusión justamente en los medios (radio, televisión diarios, revistas, blogs, twiters, facebook). Por un lado la mayoría coincidió en que han elevado el nivel de discusión al llevar a una intelectual de la altura de Sarlo (no oficialista, docente en universidades extranjeras y a su vez columnista del diario La Nación y de radio Mitre), pero después los debates del debate fueron tomando otro camino. Su voz aparece en los ‘ringstones’ con música de fondo pronunciando ya esa frase célebre: “conmigo no, Barone”, o en You Tube mostrando tramos de aquel encuentro en canal 7, para concluir en que cada monopolio dicen llevarse el triunfo.
Lo que realiza la productora de Diego Gvirtz, es una vieja técnica que se inició con ‘Las patas de la mentira’, pero que en ‘TVR’, ‘6,7,8’ y ‘Duro de domar’ (todas de la productora de él) es la repetición de esa falta, error, o ‘acto fallido’ (dirían los psicoanalistas)) donde han terminado por saturar con toda la carga ideológica a favor del oficialismo. Nunca hay una crítica al gobierno. Parecería que el Gobierno no tiene errores, ni ‘actos fallidos’ o lapsus.
Al iniciarse este tipo de programas fue una bocanada de aire fresco, ante tanto periodismo hegemónico de los monopolios, pero ya a los tres años eso cansó. Mucho más si se confirma cuanto gasta el Estado en este tipo de programas (se dice que por ‘6,7,8’ cobra la productora 600 mil pesos). En un momento de la discusión con la única periodista que tiene nivel en ese programa (Sandra Russo), Sarlo le tira el sueldo que gana. Ella lo niega, pero no dicen cuál son sus honorarios. Del periodista Osvaldo Barone con el conmigo no, se aclaró todo: aquel que hoy se coloca en juez de la moral política y periodística, trabajó para diarios del menemismo y La Nación.
Con los intelectuales ha pasado lo mismo. En esa mesa solo estuvo en el nivel académico (y no es porque sea mejor que otros) fue Ricardo Forster (filósofo), quien dio argumentos válidos; luego otros como Horacio Verbistky desde Página 12, criticaron el libro de Sarlo (que se dio el lujo de no promocionarlo en ese programa) “La audacia y el cálculo” donde expone su impugnación al kirchnerismo y donde le detalla los silencios de la ensayista con otros momentos de la historia y la política de su militancia marxista.
Feinmann- apodado ‘el bueno’ para distinguirlo del siniestro periodista de C5N- es el clásico ejemplo de hoy. Prebendas podría ser un subtítulo: programas de Filosofía en el canal Encuentro (canal del Ministerio de Educación), programa de cine en Canal 7, suplementos y videos en Pag12, libros bien promocionados. Todo un nuevo dispositivo para el intelectual orgánico que se alinea con el poder. El debate del ‘populismo’ (aquí se podría desarrollar las tesis de Ernesto Laclau para debatirlas) [[Ernesto Laclau. La razón populista]]. es algo que nos debemos plantear en lo que se viene para seguir comprendiendo qué es la cultura.
- Carlos Liendro
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