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Entre el silencio y las luchas

jpg_Aborto1.jpgEsta campaña busca la despenalización y la legalización del aborto, entendiendo que se trata de una cuestión de derecho al cuerpo y a la vida. De esta manera, las diversas organizaciones, instituciones y personas que participamos en esta campaña, hacemos nuestra la consigna «Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir», y hacemos nuestra esta historia de silenciamientos y de luchas a favor del aborto.


Producto de historias y luchas, de continuas disputas e interminables
debates, en mayo de 2.005 se lanzó la Campaña Nacional por el Derecho al aborto legal, seguro y gratuito, bajo el lema «Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir».

De este modo, la campaña puso sobre el tapete lo que ha sido, y sigue siendo aún, uno de los temas más candentes – a la vez que vedado – en la sociedad; así como uno de los puntos pendientes y más importantes de la agenda feminista, donde entran en discusión y conflicto diversas perspectivas y posturas teórico-políticas.

En nuestro país, el debate y la lucha en torno al aborto se instala hace
varias décadas y, en la misma medida, desde diversas instituciones, como la Iglesia y el Estado, se pretendió debilitarlo, silenciarlo o criminalizarlo.

Hacia el año 1.970, en una Argentina convulsionada por los acontecimientos mundiales, por las revoluciones obreras y populares, y agitada por la preconizada «revolución sexual», comienzan a perfilarse los primeros movimientos y organizaciones feministas.

Ese mismo año aparece la Unión Feminista Argentina y un año más tarde el Movimiento de Liberación Femenina. Ambos grupos comienzan a plantear los temas de la libertad sobre el cuerpo y del derecho al aborto y a instalarlos en las calles. En aquella época, en la que se establecía el control de la comercialización y venta de anticonceptivos, así como la prohibición del desarrollo de actividades directa o indirectamente destinadas al control de la natalidad – por un decreto firmado por Perón y López Rega en el ´74 – las activistas de UFA, repartieron un volante que reclamaba: «No al embarazo no
deseado… No a la esterilización forzosa… Por una maternidad consciente.»

jpg_Aborto.jpgEn esos tiempos, en las diversas agrupaciones de izquierda comenzaron a emerger corrientes feministas: en 1.973 apareció Muchachas, surgida del Partido Socialista de los Trabajadores y en 1.974 el Movimiento Feminista Popular, organizado por el Frente de Izquierda Popular.

Cuando en 1.975 la ONU eligió este año como Año Internacional de la Mujer, se desarrolló una intensa actividad que congregó a mujeres de diversas organizaciones políticas y grupos feministas. Y aquí comenzaron a emerger las diferencias en torno a problemáticas tales como la sexualidad y el aborto. Por un lado, las mujeres feministas señalaban la importancia y la necesidad de incluir en la agenda estos temas; por otro lado, las mujeres provenientes de partidos políticos planteaban excluirlos porque consideraban eran demasiados provocativos.

Siguiendo la línea de pensamiento de las segundas, ese año, Estela Martínez de Perón, que se encontraba a cargo del gobierno nacional, convocó a las mujeres de las organizaciones políticas a un Congreso en Buenos Aires, exceptuando a las feministas. Por esta razón, estas organizaron el Frente por la Lucha de la Mujer bajo el lema «Libre elección de la maternidad», en el que convergieron diversas organizaciones y movimientos feministas e
incluían en sus propuestas el derecho al aborto legal y gratuito.

A partir de 1.976 – y hasta el ´83 –, y como resultado de los años de
dictadura y represión, la lucha por el derecho al aborto y las diversas
búsquedas feministas – así como cualquier actividad política reivindicativa – fueron suspendidas y silenciadas por las armas y el exilio. Ya llegada la democracia, uno de los grupos que emprendió nuevamente la lucha por el derecho al aborto, es la Asociación de Trabajo y Estudio de la Mujer. En 1.984, el Día Internacional de la Mujer, ATEM salió a las calles con la propuesta de la despenalización del aborto, reclamando que «No queremos abortar, pero tampoco queremos morir de aborto».

Hacia 1.987 ATEM, en un debate sobre este tema, propuso la creación de una comisión que se dedicara a discutirlo, exclusivamente, y trabaje en pos de su despenalización.

Y en Marzo de 1.988 nace la Comisión por el Derecho al Aborto que, con la particular, y ya tradicional consigna «Anticonceptivos para no abortar,
aborto legal para no morir», llega a elaborar en 1.990 un anteproyecto de ley sobre anticoncepción y aborto que «no sólo responde a una realidad social sino también se inscribe en que seamos [las mujeres] las que elaboremos las leyes que nos afectan directamente». Asimismo, esta Comisión organizó un taller sobre el tema del aborto en el Encuentro Nacional de Mujeres de 1.988.

Es este otro espacio donde el debate adquiere notoria importancia y
potencia. Los Encuentros Nacionales de Mujeres, que se realizan desde 1.986 congregan a miles de mujeres en diversas ciudades, generando en la sociedad y en el gobierno de turno actitudes y prácticas reaccionarias. Así, el tema comienza a instalarse en diversos espacios y, además, empieza a ganar terreno junto a la creciente proliferación de organizaciones de Derechos Humanos y de ONGs que trabajan en torno a los derechos de las mujeres; así como también en los movimientos de mujeres, diversas agrupaciones y en el ámbito académico y científico.

El aborto entra ahora en la agenda feminista como parte integral de los
derechos sexuales y reproductivos y como parte de los derechos humanos.

De esta manera, y a lo largo del tiempo y a través de diversos espacios, el aborto se ha ido constituyendo, constantemente, en un campo de batalla en constante redefinición, transmutación y movimiento.

Hoy, esta campaña nacional representa el resultado de una historia de luchas y silencios, que busca, en última instancia, que las mujeres nos
reapropiemos de nuestros cuerpos. Cuerpos que a lo largo de la historia han llevado una carga adicional por su ‘destino biológico’; que han sido marcados por el mandato patriarcal de la reproducción y la maternidad.

Asumirnos como sujetos corporizados y asumir nuestra corporalidad, implica un primer paso para resistir a esa violencia simbólica que hemos somatizado y que ha cifrado en nuestros cuerpos el orden patriarcal del mundo.

En este sentido, desligar de nuestros cuerpos el precepto de la maternidad, implica no sólo elegir entre tener o no tener hijos y, si se decide tenerlos, elegir cuántos y en qué momento, sino también poder interrumpir un embarazo no deseado, sin que la sociedad, desde su púlpito inculpador, criminalice a las mujeres que lo hacen.

Asimismo, implica poder abortar sin correr ningún tipo de riesgos. En
nuestro país, al estar tipificado como un delito en el Código Penal, miles
de mujeres están condenadas a la práctica clandestina del aborto. Al estar penalizado, aquellas que desean abortar lo hacen en condiciones ilegales y esto marca diferencias – resaltando y reproduciendo las desigualdades existentes – entre quienes pueden recurrir a un aborto que sea realizado por un profesional y en condiciones higiénicas; y las que, no teniendo otra opción, recurren a personas que con objetivos de lucro ponen en peligro sus cuerpos y sus vidas.

Por esta razón, esta campaña busca la despenalización y la legalización del aborto, entendiendo que se trata de una cuestión de derecho al cuerpo y a la vida. De esta manera, las diversas organizaciones, instituciones y personas que participamos en esta campaña, hacemos nuestra la consigna «Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir», y hacemos nuestra esta historia de silenciamientos y de luchas a favor del aborto.

*»Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto
legal para no morir»*

Andrea Flores

Grupo Pensar el Género
Salta – Argentina.

http://asociacionpensarelgenero.blogspot.com

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