“Duerme, duerme, negrito, que tu mama está en el campo negrito…”, dice una bella canción de cuna en la voz siempre venerada de la Negra y de Atahualpa Yupanqui que recorrió el mundo. Se fue la cantora de América, una de las últimas voces argentinas comprometidas con los derechos humanos y la libertad de expresión. Sus restos serán cremados el lunes 5 de octubre.
La cantora de Latinoamerica murió pasadas las 5 de la mañana del domingo 4 de setiembre, según confirmaron sus familiares. Sus restos son velados desde el mediodía en el Salón de los Pasos Perdidos en el Congreso de la Nación hasta mañana al mediodía que serán llevados al cementerio de la Chacarita donde serán cremados.
Mercedes Sosa, de 74 años falleció a causa de una disfunción renal que fue avanzando también sobre el corazón y los pulmones. Los restos de la artista que en más de cuatro décadas de trayectoria profesional fue cauce para un repertorio que logró visibilidad y reconocimiento en todo el mundo.
El cuerpo de Mercedes se va, pero deja una obra inigualable, llena de música, y buen gusto, como su último proyecto, “Cantora” por el cual trabajó muchísimo junto a grandes figuras de la canción nacional e internacional, que la homenajea de la mejor manera. Dos álbumes donde una vez más Mercedes invitó a su público a vencer prejuicios y fronteras musicales, estéticas e ideológicas, abriendo su arte y su corazón a los más variados y talentosos artistas del mundo.
Transitó diversos países del mundo, compartió escenarios con innumerables y prestigiosos artistas, y dejó además, un enorme legado de grabaciones discográficas. Habrá quien recuerde fogones, ponchos y guitarras. Habrá quien recuerde tiempos convulsos y canciones de protesta. Pero serán pocos los que no reconozcan el inconfundible timbre de contralto de “La Negra”, como era conocida popularmente, la misma que puso música a las emociones y el compromiso político de toda una generación.
Una voz comprometida
Haydee Mercedes Sosa nació en Tucumán -una de las provincias más pobres en el noroeste argentino- en 1935, y empezó a cantar muy joven un repertorio de canciones populares con profundo contenido social.
Desde esos comienzos, hace más de 50 años, no dejó de cantar y dio brillo y emoción al llamado Nuevo Cancionero argentino, un movimiento de renovación del folclor que acompañó los años de efervescencia política en los años ’60 y ’70.
También interpretó y difundió la obra de poetas como los chilenos Violeta Parra, Víctor Jara y Pablo Neruda, la peruana Alicia Maguiña y el cubano Ignacio Villa, “Bola de Nieve”, e hizo de la canción popular latinoamericana su bandera.
Exiliada durante el gobierno militar argentino, la cantante volvió a su país en 1982 y su voz, junto a la de otros músicos del rock nacional como Charly García o León Gieco, fue la música que marcaría el regreso a la democracia en 1983. Su amigo Charly García la describió como una estrella de rock.
Hizo grande otras composiciones como Gracias a la vida, Canción con todos, María María, La Maza o Inconsciente colectivo -de García, con quien compartió una relación artística de años- han llegado hondo y lejos con su voz.
Las colaboraciones de la Negra con artistas de otras generaciones, estilos y raíces fueron una constante en su larga carrera, que deja como último trabajo el álbum de duetos Cantora –nominado para los próximos premios Grammy Latinos- y reúne a un auténtico seleccionado de figuras como Luis Alberto Spinetta, Lila Downs, Vicentico, Gustavo Cerati, Julieta Venegas, Shakira y hasta Calle 13.
“Mercedes siempre fue un símbolo de libertad” dijo su único hijo Fabián Matus, mientras familia y amigos acompañaban las últimas horas de la cantante. Venerada por muchos, reconocida en todo el mundo, se fue la voz de toda una época. “Yo canto porque amo cantar”, dijo más de una vez la artista, que desde su San Miguel de Tucumán natal dio la vuelta al mundo y llegó a cantar en la Capilla Sixtina.