Mientras tanto, ya en la ciudad se vieron carteles con el lema “Federico Posadas por tu ciudad”. Claro que no dice “intendente”, porque así no se ve presionado a renunciar a su actual cargo, tal como lo dice la ley, y como lo afirmó el gobernador Urtubey, que todos los funcionarios que se postularan a las elecciones deberían renunciar a sus cargos.
Jugando con esta ambigüedad de propósitos y de discurso, propia de la “era Urtubey”, Federico Posadas va convirtiendo su gestión en el ministerio de Turismo y Cultura en un escenario de operaciones proselitistas. Así empieza a aparecer en actos culturales que nunca antes reclamaron su presencia.
La semana pasada, por ejemplo, acudió secundado por el secretario de Cultura, Mariano Ovejero, al barrio El Mirador, para visitar a los chicos del concurso “Imágenes de Bicentenario”.
Por supuesto que esto es lo que debería haberse hecho siempre, pero no como parte de una campaña electoral, porque después de emitido el voto los barrios quedarán otra vez olvidados. Mientras tanto, los aspectos que más urgen al ámbito de la cultura, como una legislación cultural, un presupuesto coherente, claro y real, así como un programa que permita que estas acciones en los barrios se puedan sostener, están lejos de ser resueltos.
Resulta evidentemente sospechoso en vísperas de una campaña electoral, que una gestión que no ha dado muestra de democratización y de planificación de políticas culturales, tome repentino interés por la democratización de la cultura.
Aquellos que sostienen que Federico Posadas es un buen candidato a intendente por la buena gestión que realiza en su ministerio, piensan solamente en las cifras de turistas que llegan a Salta, pero olvidan, o no les interesa, la decadencia conceptual y operativa que ha sufrido el área de cultura bajo su mandato. Esta fue reducida prácticamente a un área de operaciones de mercadeo turístico.
Esta cultura y este turismo de Salta hoy, y ahora mismo, es un desprecio a la diversidad, a la pluralidad de una provincia que es básicamente un crisol de culturas, viciada de conservadurismo y tradicionalismo vacío de contenido; pero solo una pequeña parte participa de los dividendos del turismo, mientras la mayoría se mantiene fuera del alcance de las políticas públicas culturales.
Sin embargo, Federico Posadas dejó claro en declaraciones a los medios que va por todo o nada, un cargo legislativo le queda chico, asegura que si no es ejecutivo se queda con el cargo de Ministro de Turismo y Cultura. Por eso ya trascendió que se tomaría una licencia por tres meses sin soltar su cargo.
Federico Posadas si quiere ser candidato tiene que renunciar porque si son ciertas las versiones que deja en ese puesto a su mano derecha Mariano Ovejero, es para seguir manejando los hilos de la estructura turistica y cultura para su campaña.
El funcionario es hasta ahora uno de los hombres de confianza de Urtubey y una pieza clave en su relación con el radicalismo. Pero es poco confiable y poco transparente en su gestión si persiste en usar su ministerio como campo de operaciones para su campaña.