No es tan trágico ser periodista, pensé la noche de miércoles cuando cerca de la medianoche estaba a punto de escribir algo «serio» sobre periodismo. Algo hay que decir un 7 de junio. Las noches solitarias, frías siempre son propicias para escribir algun disparate nostálgico. Pretendí y no pude. Me pasó algo inesperado o que uno siempre espera que le pase. Algo propio de la brecha o el agujero tecnológico que tenemos frente al primer mundo. ¡Qué bronca..! Justo cuando trato de dilucidar algo en esta fecha magna en honor a Moreno. Algún intelectual con su teoría de lógica o ética aplicada al periodismo podría replicarme con eso de que «toda conducta es comunicación». Por lo tanto ¿todos somos periodistas?.
El sistema 0800 me informa que estamos sin internet «Arnet» por fallas de la red y por 24 horas. Ellos creen que con decirle a uno: «señor disculpe las molestias», todo está solucionado. Me niego a disculpar a la empresa, pero marcho preso igual.
Anoche muchos no pudimos publicar, ni actualizar los sitios periodísticos digitales. ¡Censuraa…! Complot del Gobierno contra la prensa no oficial en el Día del Periodista. Fue un ataque para que no hablemos sobre los temas serios, publicidad oficial como herramienta de censura, esa ley vetada de acceso a la información pública, el hambre, pobreza o la desnutrición. ¡Carajo no..!
¿Y si la nota seria la dejamos para otro día? Noche sin internet, miércoles en soledad «sin una mujer a mano, desnuda y en lo oscuro» (como dice Serrat). Listo la nota tomó otro rumbo, me vuelvo a decir. Hay que publicar algo. Es justo una impronta del periodismo, algo que mi circunstancial y joven amiga francesa, le cuesta entender de esta profesión.
Los periodistas tenemos todo el año para dar cátedra de periodismo de inteligencia, de sagacidad. Toda la vida para seudo reflexionar como Grondona. Pocas oportunidades para hablar en primera persona sobre una profesión que va por dentro. La biblia del periodista dice en su primer mandamiento «Amarás la vocación periodística o perecerás en el intento…»
Y Arnet tiene la culpa. Se convirtió en el «gran editor». Le puso una traba técnica a mi libertad de expresión por 24 horas (y quizás 48 me dijo). Si esta «nota de color» (como decimos los periodistas gráficos) está fechada 8 de junio, fue así nomás. en todo caso el fallo de Arnet fue culpable de que me pusiera en periodista serio.
Autorizo a que sea catalogado por los miles de usuarios de «puerco sensor» de la libertad de expresión. Aunque como gran hermano tecnológico no sepa lo que es la censura periodística. Lástima que no tengo la suerte de publicar en papel. Me lamenté también de no tener dos servidores paralelos. Podría ser un periodista libre de «la puerca censura», si tendría el servicio de Sinectis o con Fibertel. ¿Por qué no? Pero la prensa libre no existe, claro.
La libertad sería como tener tres teléfonos móviles y autonombrarme de profesión telefonista. Pero yo no soy libre. Escribo para un diario digital y tengo un solo servidor que es Arnet. Estoy bajo la línea de la pobreza periodística. Soy un indigente de la multiplicidad de servidores. Si no puedo tener contra el gran editor tecnológico por ende no soy periodista libre. Estoy muy limitado. Soy un periodista censurado. Y creo que no podré subir esta nota el primer minuto del 7 de junio, Día del Periodista. Sino a la madrugada.
Justo este día me pasa de todo. Hoy tuve un día agitado, una tarde intensa en la radio. Para colmo ya es 7 de junio y la nota esta a medias. Me lo recuerda un insólito saludo por msn de texto de un político en campaña. (Ufff). Justo a mi que no tengo acciones muy amistosas con la gente, que veo veo todo mal, que me peleo con todo el mundo, como me repetía siempre una profesora, desaparecida del ambito periodístico, luego del paro atrapada bajo el rigido sistema cualitativo y cuantitativo de la educación. Hoy justo un político viene a ponerse simpático o todo lo contrario. Que más da. Pongo como siempre la mejilla total, luego tantos años ya la tengo curtida.
Así madura un periodista a golpes. Entre el amor y el espanto. En medio de la impronta, del vértigo, del conflicto, del compromiso, con actitud y coherencia.
Tras años de lucha social trás una profesion de barricada y trinchera, comprendí que, paracaidista y periodista, puede rimar poéticamente pero no es lo mismo.
Y sobre periodismo el diccionario dice algo muy simple: «de profesión de periodista». No dice de profesión abogado; no dice de profesión ingeniero, aunque no dudo que ambas puedan amalgamarse perfectamente. Pero se dice que uno siempre vuelve al primer amor. ¿En este caso cual sería el primer amor? Suena el timbre. Recreo y café para seguir despierto.
Luego pensé, un periodista debe ser como una fruta verde que no cae al piso de la noche a la mañana. Pasa todo su proceso su vida, pasión muerte quizás, colgado. Y cuando finalmente al momento de caer maduro de ese árbol (y no podrido), sería muy probable que lo haga convertido en un Gabo García Márquez, periodista y escritor maduro como pocos.
Si señores, una casta de periodistas escritores como buenos frutos maduros no hay muchos. Es lógico que como en toda profesión uno debe madurar también como periodista. Las universidades dan los títulos es cierto. Actualmente de unos 36.000 alumnos estudian en el país, todos los años unos 3.000 buscan entre la desocupación desempeñarse en este preciado trabajo. Y si esto le sumamos los miles de «paracaidistas». Hay que buscar una salida.
Tengo que buscar algun intelectual para que me diga ¿quien es periodista? ¿Acaso es alguien que por estar temporalmente desocupado y escribe muy bien? ¿Alguien que es una máquina de producir notas? ¿Aquel que trabaja hace un año o que es recién egresado, tras cuatro años de la facultad? O aquel que logró colaborar en un medio de prensa, buscando mayor libertad de expresión, sube una página a la internet y como si instalaría un kiosco en un barrio ¿se convierte en periodista?
Y me sigo preguntando: ¿Acaso uno puede ser abogado o médico solo instalando un estudio en el centro y poner una placa de bronce en la puerta? Tema para un debate, amigos.
Este 7 de junio (Arnet mediante) creo que es hora de salir al ruedo y pensar más fuerte en impulsar un código de ética periodística o por lo menos, lograr que los «paracaidistas del periodismo» antes de ser llamados periodistas, lleguen a leer cualquiera de los estatutos del periodista que dan vueltas por internet, digo como para que sepan en algo sobre categorías del trabajo de prensa, del aspirante, del cronista, del redactor, del reportero, de ser «periodista» que se ostenta por adopción o por oportunidad.
No creo que sea asi. «Ni yo soy un periodista maldito, ni el carácter de periodista se adopta de un día para otro. Acaso ¿ser bueno es igual a parecerlo? Como diría un buen politico: «todo es parte de una campaña de mala prensa». Me parece que me estoy volviendo seudo reflexivo como un «Grondona salteño».
Quizás por lo que digo, alguno de mis colegas me vuelva a llamar «maldito puerco censor», «estás coartando la libertad de expresión..!» El pluralismo hace al periodismo. Quizás sí; quizás no. Todo será depende del cristal con que se mire, o de cuan miope seamos para creer que todo se puede justificar con el pluralismo informativo.
Algún intelectual con su teoría de ética aplicada al periodismo podría replicarme con eso de que «toda conducta es comunicación», entonces, tendré que decir, tiene razón. Todos somos periodistas..!.
Acepto I. Entonces me anoto. Tengo esa conducta por lo tanto… Si ladro, está claro que soy perro. Hoy es 7 de junio, creo que bien puedo considerarme un periodista.
Sobrevivo de esta profesión hace unos 20 años, y si la lógica indica que si sobrevivo de mi profesión, sin venderme al sistema corrupto ¿soy periodista?. Debo serlo aunque algunos de mis amigos y, tambien enemigos declarados, dispuestos a pegarme duro, digan de mi que: «como periodista, soy mejor cocinero».
Acepto II. Ser cocinero es una pasión, pero lo hago en mis tiempos libres, para los amigos. Aun así pido disculpas a los cocineros de profesión.