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“La ciudadanía se tiene que apropiar de los derechos humanos”

Morandini con Salta Libre
Morandini con Salta Libre
Norma Morandini entrevistada por Salta Libre sobre cierta cuestión en el enfoque de su nuevo libro “De la culpa al perdón”, respondió que le puso ese título porque “en el Juicio de las Juntas vino Masera y dijo a los jueces con cierta arrogancia: “Yo soy el responsable, pero no me siento culpable”. Ese día yo tenía miedo, la sociedad argentina tenía miedo, todos teníamos miedo. No sabíamos si iba a haber democracia, los sobrevivientes que venían a denunciar no sabían si se iba a consolidar la democracia”.


Hoy con el tiempo nos preguntamos: ¿Qué quiso decir Masera? Para mi Masera dijo: “Yo soy responsable de haber mandado a matar pero ustedes, la sociedad, los jueces, la iglesia, la prensa, los políticos, la política, me habilitaron para matar…”, esgrimió.

La senadora nacional del Frente Cívico-FAP de Córdoba, presentó en Salta el viernes3 de agosto su libro “De la culpa al perdón” en la sede de Pro Cultura Salta, donde escribe en primera persona sobre cómo construir una convivencia democrática sobre las intolerancias del pasado.

En la entrevista personal con este medio, la escritora y periodista aclaró que: “Como fue escrito hace diez años y no es contra este Gobierno ni contra nadie”. Tras recordar que ella convivió con lo que fue capaz el terrorismo de Estado en nuestro país, habló sobre su dicotomía con este Gobierno. “Mi madre es una madre de pañuelo blanco, tengo mis dos hermanos desparecidos que se llamaban justamente Néstor y Cristina. Por todo esto yo tengo mucho respeto por la coincidencia; pero el respeto no me impide que yo diga que no tengo nada que ver con esa concepción de poder personalista”.

Harta del poder personalista

Asimismo recalcó: “Y no tengo ningún sentimiento negativo contra la Presidenta Cristina Kirchner, pero si tengo mucho contra lo que yo creo que ella encarna, que no tan solo esa concepción de poder personalista, sino también antidemocrática. Yo estoy harta de que se haga utilización política de los derechos humanos. No se puede hacer política con los derechos humanos”, dijo la escritora.

Morandini no está de acuerdo con el ejercicio del poder de este Gobierno. “Para eso justamente esta la democracia y la división de poderes”, argumentó. “Para que no haya abusos, los otros poderes son los que limitan. Con estos poderes el ejecutivo, legislativo y judicial y que se controlan mutuamente por eso necesitamos construir un Gobierno de instituciones, no personas que ejerzan el poder en beneficio propio. Ella cree que hay que tener poder para distribuir riqueza y libertad. No, la Constitución nos garantiza los derechos. El gobernante tiene que garantizar derechos, no distribuirlos como si fuese un regalo”.

Explicó luego que todos podemos entender el miedo que hubo en esa época, y nombró el episodio sobre los militares de Uruguay con Víctor Hugo Morales. “¿Si VHM dijera yo tuve miedo por eso fui a jugar al fútbol, quién puede juzgar al que tiene miedo? Pero que no se erija ahora en héroe que ande diciendo quien es puro y quien impuro”, criticó.

Puntualizó que su libro intenta abrir un debate sobre actuales hechos antidemocráticos en nuestro país. “Es un debate que no se hace sobre los muertos, ni con los muertos” afirma en sus páginas y critica la concepción de que “el fin no justifica los medios” y mucho menos justifica que utilicemos medios antidemocráticos”.

De culpas y responsabilidades

Norma Morandini (clic para agrandar)
Norma Morandini (clic para agrandar)
Morandini quien tiene dos hermanos desaparecidos por la dictadura por lo cual tuvo que exiliarse, a su vuelta se dedicó al periodismo y la política. Integró el Frente Cívico de Lilita Carrió, fue elegida senadora en Córdoba y reelegida por el partido de Luis Juez. Fue también candidata a vicepresidente del FAP, con Ermes Binner.

“El libro es como un homenaje a esos 800 testigos que reconstruyeron para todos nosotros lo que había pasado”. Entonces, esa relación entre culpa y responsabilidad, lo que uno no asume es la parte de la responsabilidad. Nuestra sociedad nunca mira su responsabilidad y siempre le echa la culpa al otro”, sostiene y se pregunta: ¿No será que porque no asumimos nuestras responsabilidades siempre estamos poniendo culpas?

“Yo no estoy culpando a nadie. Estoy asumiendo mi responsabilidad como una persona de los años ’70; como una persona que ha tenido el privilegio, primero de haber sobrevivido (esto es un dolor íntimo). Entonces cómo voy a honrar esta mi sobrevida a todos los no están, desde mis hermanos, mis amigos, mis compañeros de la Facultad. En cada uno de nosotros desde la indiferencia o en el miedo que tuvo, hay una responsabilidad. Si hoy que no hay riesgo, hay miedo de decir lo que se piensa ¿qué no se habrá hecho en esa época con el terror?, cuestiona.

“No es contra nadie”

“Mi aporte con el libro (escrito hace diez años atrás) no es contra nadie. Es mi confesión puesto sobre la mesa” subrayó Norma Morandini. “Es mi entendimiento, mi confesión, mi razón para contribuir al debate. Yo estoy convencida que si cada uno de nosotros –no hace falta proclamarlo- desde nuestro corazón reconocemos nuestra responsabilidad, yo te voy a ver como un igual, no voy a andar señalándote con el dedo descalificándote personalmente. Es para dar un debate de ideas, no de personas”, acota.

“El dolor que siente una madre que ha perdido un hijo, no es ideológico es el mismo dolor. Por eso no creo en la violencia, como no creo que para conseguir un socialismo, uno tenga que ser antidemocrático”, sostiene y pone como ejemplo lo que hicieron los alemanes o los sudafricanos. “Lo que ellos hicieron no fue acusar, sino preguntarse ¿por qué nos pasó? En nuestro país los militares no vinieron de Marte. ¿Por qué hoy están entre nosotros? El techado de nuestra democracia todavía es de vidrio ¿Quien puede tirar piedras?, subrayó.

Morandini aclaró que de ninguna manera con esta presentaciones por el país esté como defendiendo el enfoque que le dio a su libro. “No es así, con las respuestas que voy obteniendo me van contestando algunas preguntas. Y la pregunta principal es: ¿Cuál es la herida que tiene el alma de nuestro país para que siga dando tumbos y repitiendo las mismas recetas?, reflexionó.

Preguntas para responder

“Yo estuve escribiendo casi dos años este libro. Estudié mucho los procesos de todos los países que tuvieron dictaduras y como resolvieron las cuentas con el pasado, y tuve mucha necesidad, sobre todo para responderme algunas preguntas, que no son mías, son las preguntas que, entre todos, la sociedad argentina, tendría que responder. ¿Por qué nos pasó? ¿Por qué un país en un momento de su vida histórica se desquicia al punto tal que los hermanos se matan?”

“Porque acá hemos tenido un espiral de violencia donde un cadáver se vengaba con otra muerte y la violencia se apoderaba de todos nosotros después no pudimos salir de eso. Tanto es que tenemos casi cuarenta años y seguimos hablando del pasado, cuando hay que construir vida, hay que construir cultura democrática, hay que construir valores de legalidad que sean para todos iguales, para el gobernante, como para el ciudadano de a pie ¿no?

¿De alguna manera no sentís que estás como defendiendo tu libro…?

-No. La primera carta que yo recibí inmediatamente salido el libro fue de una mujer que la Triple A le mató a su padre, a dos hermanos y a un primo. Y ella me dice gracias por permitirme reconocer los mismos sentimientos, Entonces si yo puedo contribuir a que empecemos a hablar de las cosas que nos son comunes, no es que lo defienda. Yo digo que es un libro más comprometido y más íntimo, porque la intimidad del dolor es lo que más cuesta transmitir. Si yo vengo ahora y hablo contigo y empiezo a llorar, y me quiebro no te ayudo ni me ayudo a mí, porque me llenaría de vergüenza. Yo creo que tengo una obligación cívica y obligación con mis hermanos y con todos los que no están, porque yo creo que ellos murieron para que los argentinos descubriéramos el valor de vivir en libertad sin tutelas, ni autoritarismos.

¿Por qué hay confusión sobre los argumentos sobre el perdón de tu libro, con lo que piensan algunos referentes de las organizaciones de Derechos Humanos?

-Las Madres siempre pidieron justicia, ahora los más jóvenes piden castigo. Es muy diferente. Claro que yo estoy a favor de pedir Justicia. Lo único que no tiene perdón es lo que está en los Tribunales que es el crimen. Por ejemplo, por qué no nos preguntamos cuál fue la responsabilidad que hemos tenido cada uno de nosotros sobre todos los factores de poder en lo que nos pasó.

Tapa del libro (clic para agrandar)
Tapa del libro (clic para agrandar)
Yo aspiro a que podamos ser honestos con nosotros mismos y cada sector en lugar de andar señalándonos con el dedo que podamos tener honestidad y reconocer que responsabilidad tuvo cada uno de nosotros. Por supuesto que el vecino que cerró la cortina para no ver lo que pasaba en la calle no tiene responsabilidad.

Porque yo piense de izquierda no me hace mejor que vos. Porque yo tenga desaparecidos en mi familia no me da derechos. Me da autoridad moral para decirle a la sociedad me paso a mi, pero no me da ningún derecho a que yo use la ley como si fuera un traje a medida y la ponga en beneficio propio.

Entonces, yo a la Madres, al pañuelo y a lo eso que significa, eso pertenece a una gesta histórica. Todos los argentinos vamos a tener que agradecerles a las víctimas porque fueron las víctimas las que salieron a la calle a pedir justicia para todos nosotros. Hoy hay que sacar los derechos humanos a la calle. La ciudadanía se tiene que apropiar de los derechos humanos que conjuguen con el derecho a la vida, a la educación, lo que son los derechos sociales. La tortura es incompatible con una democracia. Tenemos que educar para que sepamos que todos tenemos derechos. Esto es lo mejor que podemos hacer para honrar a los que no están.

Hoy se está juzgando y condenando a los genocidas. ¿No cree que juzgar no es también parte de una decisión política?

-Pero la Justicia viene de los juicios a la Juntas. Se está juzgando a los militares porque Alfonsín vio una estrategia de pacificación que era juzgar a las cúpulas y no a todos los que habían recibido órdenes. Vino la sentencia y en el famoso punto 30 de los jueces dijeron, todo aquel que haya sido involucrado en este juicio va a ser procesado. Le da vuelta la estrategia y obliga a que más de 3 mil oficiales pasen a ser juzgados, algo que no estaba previsto políticamente. Por eso vienen los levantamientos carapintadas, por eso viene la obediencia debida, leyes que cuando se pidió su nulidad, el oficialismo peronista nunca bajó.

“Nunca el oficialismo vino a votar esas leyes de nulidad para el punto final y la obediencia debida. De modo que si hoy hay juicio de oficiales viene del juicio de las Juntas que obligó a que los torturadores fueran juzgados. Hay que entender la película, no la fotografía”.

Llegan los Kirchner y hacen algo que tiene mucho mérito: oficializan a las Madres porque Alfonsín como tenía una parte de su partido que no lo apoyaba, él hace el Juicio, pero esconde a la Madres. Insisto no es mérito de las personas es mérito de la sociedad.

Cuanto más te vas alejando del miedo, cuando se van muriendo los torturadores, es decir que cuando nacen generaciones, es mucho más fácil ocuparse de estos temas. Yo te puedo contar lo que era cuando nadie se ocupaba. Perdíamos los trabajos teníamos un estigma. Te evitaban en la calle. No era como ahora que es como tener una cucarda decir que tenés desaparecidos.

“Yo no quiero que nadie se apropie de mi dolor, tengo derechos sobre eso, tengo autoridad sobre eso. Y los que estamos desde el inicio, no andamos con el dedo acusando a nadie y yo creo que mi obligación es contribuir a que las generaciones más jóvenes sepan lo que pasó. Yo quiero una sociedad que viva en libertad, no que nos volvamos a matar por temas doctrinarios e ideológicos”, concluyó.

  • Entrevista José Acho, periodista.

    Para Salta Libre

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