El Tribunal Oral en lo Federal de Salta tiene previsto continuar esta semana escuchando testimonios referidos al secuestro y homicidio del periodista Luciano Jaime, cometido entre el 12 y el 14 de febrero de 1976.
Esta es uno de los 34 hechos que se investigan en el megajuicio que se lleva a cabo en esta ciudad desde mayo, por crímenes de lesa humanidad cometidos en la provincia entre 1975 y 1978.
La convocatoria a los testigos que restan sobre esta causa, en la que se investiga también el homicidio de los jóvenes militantes Alfredo Mattioli, Liendo Marcial Estopiñán, Marcos Sergio Estopiñán y Ricardo Tapia, se decidió luego de que se confirmara una nueva suspensión en el tratamiento de las desapariciones de trabajadores y estudiantes de la Universidad Nacional de Salta (UNSa).
El Tribunal decidió postergar los testimonios referidos a las desapariciones de Silvia Aramayo, Gemma Fernández Arcieri de Gamboa, Héctor Gamboa, Carlos Estanislao Rojas, Víctor Brizzi y Martín Miguel Cobos debido a que el represor Carlos Alberto Mulhall no puede asistir a las audiencias por su estado de salud.
Por el homicidio de Jaime, Mattioli, Tapia y los hermanos Estopiñán están siendo juzgados solamente el ex jefe de Seguridad de la Policía de Salta, Joaquín Guil, y quien fuera jefe de esa fuerza, Miguel Raúl Gentil, por lo que el proceso puede seguir en relación a ellos aunque Mulhall no esté en condiciones de escuchar las audiencias.
Para la jornada del lunes 1 de octubre se han convocado a seis testigos, aunque (como ocurre habitualmente) está por verse cuántos siguen aún con vida y, de ellos, quiénes asistirán realmente a prestar declaración. Entre los citados se destaca la viuda de Jaime, Irma Rosa Chica, quien nunca antes fue convocada a declarar ante el Poder Judicial.
También ha sido citado el abogado Carlos Ulivarri, que era juez de instrucción de la provincia cuando se cometieron estos delitos. Los restantes son policías retirados que tuvieron participación en la “investigación” del secuestro de Jaime, la noche del 12 de febrero de 1976, a la salida de su trabajo en el diario El Intransigente.
Los restos de Jaime fueron encontrados el 14 de febrero en el paraje El Encón Chico, en la jurisdicción de Campo Quijano. La acusación sostiene que fue asesinado como represalia por los artículos que escribió sobre el homicidio del militante peronista Eduardo Fronda.
En este proceso ya declararon testigos que dieron cuenta de que el periodista recibió amenazas de muerte y estaba enemistado con Guil y otros comisarios.