El juicio oral y público por crímenes de lesa humanidad que desde el 21 de mayo se lleva a cabo en esta ciudad continuará hoy en la sala de grandes juicios “Gobernador Miguel Ragone” de la Ciudad Judicial, con el inicio de las testimoniales.
Para esta jornada, que será doble, está previsto que declaren ocho testigos, cinco por la mañana y tres por la tarde. De la lista de convocados a dar su testimonio, se destacan Luis Fronda y Hugo Humberto Fronda, hermanos de Eduardo y que participan de este proceso como querellantes, con la representación del abogado Carlos “Uluncha” Saravia.
Eduardo Fronda fue asesinado en enero de 1975, a la edad de 25 años. Su cuerpo acribillado por unos treinta tiros fue encontrado en la mañana del 8 en el paraje La Choza, a seis kilómetros de San Lorenzo por el camino que va a Vaqueros. Este es uno de los 18 homicidios que se imputan al ex jefe de inteligencia de la Policía de Salta, Joaquín Guil. También está siendo juzgado el ex policía federal y ex guardiacárcel Juan Carlos Alzugaray.
Fronda trabajaba como vendedor ambulante de artículos de plástico y juguetes, integraba el Sindicato de Vendedores Ambulantes y militaba en el peronismo revolucionario. Fue uno de los tantos jóvenes que en 1973 apoyó la candidatura a gobernador de Miguel Ragone (secuestrado y desaparecido el 11 de marzo de 1976).
Su hermano Luis lo recuerda extrovertido, de risa fácil, que gustaba de estar en contacto con la gente, y que leía mucho.
Según informó el diario El Intransigente en su edición del 9 de enero de 1975, en una nota de autoría del periodista Luciano Jaime, Eduardo Fronda “era buscado por la Policía en virtud de que había desplegado importantes actividades políticas”.
La crónica da detalles del crimen. “Aproximadamente a siete metros del camino, al costado de la alambrada del sector sur, estaba el cadáver de un hombre entre grandes manchas de sangre. Se encontraba en posición decúbito dorsal, con las manos atadas en la espalda con grandes trozos de cable de color blanco. Tenía la cara semi cubierta por una mordaza que le tapaba la cara y la boca, hecha, al parecer, con pedazos de una camisa de color celeste, quizás su propia camisa. La cabeza estaba orientada hacia el norte, con los pies en el montículo del pedregullo del alambrado”. El periodista hizo otras descripciones: “Estaba completamente despendido y sus lacios cabelles negros evidenciaban que de allí había sido tomado varias veces por sus captores. Morocho, fornido, de 1,70 a 1,72 de altura, el occiso tenía fracturado un brazo. No tenía ropa interior y vestía un viejo pulóver azul oscuro y un gastado y sucio pantalón vaquero azul, con manchas de grasa como las características manchas de un pantalón de mecánico. No tenía cinto y estaba calzado con un viejo par de zapatos marrones, sin hebillas: el derecho tenía rota y desprendida toda la media suela. Con fundadas razones se presume que esa no era la ropa de la víctima”.
Jaime escribía en la sección Policiales de El Intransigente y el 8 de enero fue el destacado para realizar la cobertura del crimen de Fronda. En la edición del 9 del diario aparece en la fotografía que ilustra la nota, inclinado observado el cuerpo de Fronda, a quien conocía y a quien había visto días antes detenido en la Central de Policía, según contó después en charlas de café.
Jaime recibía amenazas, algunas de ellas de miembros de la Policía de Salta. Fue secuestrado el 12 de febrero de 1975 a la salida de su trabajo y se estima que fue asesinado ese mismo día. Su cuerpo, sometido a una explosión, fue encontrado el 14 en el paraje Encón Chico. En este juicio también se investiga este hecho y los testigos por este caso declararán mañana. Guil también tiene que responder por el homicidio del periodista, por el que también está acusado el ex jefe de Policía Miguel Raúl Gentil.
En el juicio hay veinte imputados, que deben responder por crímenes cometidos en perjuicio de 34 personas.