(Rivadavia Banda Sur) Un grupo de maestras de de la Escuela albergue Nº 4.531 de “El Destierro” de Rivadavia Banda Sur, lanzó un pedido de auxilio extremo. Denunciaron que tanto ellas como sus niños deben trabajar y estudiar en condiciones infrahumanas. Carecen de agua potable y baños. 30 familias y docentes duermen casi a la interperie entre sucias letrinas expuestos a una plaga de vinchucas. Corren riesgo de vida porque beben y cocinan con agua extraída de madrejones con parásitos de los animales.
Este caso de la escuelita del paraje “El Destierro” ubicada en Rivadava Banda Sur, hace honor al nombre del lugar donde está asentada sin contar con los insumos básicos para una digna supervivencia.
Y podríamos hacer decenas de comparaciones. Por ejemplo, que el caso de los niños carenciados de la escuela de Pascha en La Puna Salteña viven en el “Sheraton (5 estrellas)”, frente a lo que se denuncia sobre lo que está sucediendo en otra escuela salteña.
O que las obras faraónicas como del Centro de Convenciones, que costó 80 millones de pesos a los salteños, es una ofensa inhumana, frente a la situación que atraviesan docentes y niños en escuelas rancho que subsisten en la provincia; unos para trabajar y los otros para aprender.
Políticos y funcionarios salteños (Wayar-David; Urtubey-Zottos) de un lado y del otro (o del mismo lugar ambos) hoy en campaña electoral mienten cuando afirman que caminan todo Salta. Resulta evidente que en doce años no llegaron un poco más allá de las zonas urbanas, mucho menos hasta los parajes alejados y más necesitados del interior de Salta.
30 familias y docentes sin agua
Salta Libre, recibió un angustioso pedido de auxilio desde el paraje El Destierro en Rivadavia Banda Sur, donde viven aproximadamente 30 familias. Esta denuncia pública proviene de las maestras Miriam Rosana Vázquez (Docente Representante del paraje, Tercer ciclo) Alejandra Ruiz (Maestra de Nivel Inicial) y de la maestra titular de EGB 2, entre otras firmas de docentes y padres.
Las maestras denunciaron que carece de un puestos sanitarios, destacamento policial. Que no existe radio para comunicarse en caso de emergencia o enfermedad de niños, docentes o comunidad. Que no tienen agua potable. Que el Municipio sólo ocasionalmente lleva agua, pero que no es suficiente para cubrir las necesidades mínimas.
Cansadas de no ser escuchados por funcionarios del gobierno de Juan Carlos Romero, ante la desidia y la insensibilidad de las autoridades del Ministerio de Educación, recurrieron a la prensa como última opción, para lanzar un desesperado S.O.S. a la comunidad salteña y de todo el país, por las condiciones inhumanas en las que viven y trabajan. Por los riesgos de vida que corren tanto los alumnos como los docentes.
Las maestras afirman que el Ministerio de Educación no les reconoce los viáticos por transporte, ni el Municipio pone un vehículo para el traslado de los docentes. El informe enviado a Salta Libre describe la penosa situación edilicia del establecimiento y la situación social de niños carenciados y docentes empobrecidos por el quite de item zona desfavorable, de un monto que responde a valores históricos y no al básico anual.
El crudo informe
La escuela Nº 4531 “El Destierro”, Rivadavia Banda Sur, está situada a 56 km del propio pueblo (Rivadavia B7S). El camino para llegar al paraje es totalmente inaccesible en época de lluvias (rutas intransitables durante marzo, abril, octubre, noviembre.
Dada la intransitabilidad de los caminos, los docentes interinos y titulares día a día ponen en riesgo sus vidas para tomar posesión de sus cargos.
(inundaciones, caminos llenos de lodo, pantanos, etc). Además, a esto se agrega la existencia constante de ofidios de alta peligrosidad y otras alimañas (yacarés, víboras corales, yararás, lampalaguas, sierramorenas, alacranes, etc).
El municipio de Rivadavia no se hace cargo en ninguna circunstancia del traslado de los docentes hacia la escuela. El viaje es muy costoso y peligroso. Los maestros tienen que gastar para llegar a la zona entre $ 100 y $150, desde Rivadavia hasta El Destierro. En tanto el Ministerio de Educación no reconoce el viáticos por transporte, ni el Municipio pone un vehículo a disposición para los docentes.
La escuela carece totalmente de agua corriente. El agua que se consume para beber y cocinar es extraída de madrejones y en su contenido pueden encontrarse fácilmente parásitos provenientes de los animales domésticos como cerdos, cabras, vacas, que beben de la misma agua.
El Municipio sólo ocasionalmente lleva agua, que no es suficiente para cubrir las necesidades mínimas de supervivencia. En el albergue anexo para los niños crecen aún más las pestes y las necesitades. (Mayor cantidad de agua para el aseo personal, pediculosis, vinchucas etc).
Los docentes no tienen un albergue para dormir dentro de la escuela, por lo que deben alquilar casa, ranchos de adobe, paja y palos cinchucas incluidas, con baños de letrina.
Unas 30 familias carecen de un puesto sanitario, destacamento policial. No existe radio para comunicarse en caso de emergencia o enfermedad. Por lo tanto niños, docentes o comunidad, corren riesgo de vida permanente. Tampoco hay señal para los celulares. No existe comunicación. Es la única escuela que está abandonada en el municipio, desde Rivadavia Banda Sur hasta Fortín Belgrano.
Abandono total
El abandono es total ya que no hay abastecimiento de agua corriente, de grifos o de extracción por motor del río. Estos beneficios son exclusivos para otras escuelas cercanas como Fortín Belgrano, La Esperanza, San Felipe etc.
En la escuela existen dos construcciones: una nueva, provista de mobiliario deteriorado, desecho, otorgado en Suministro en EGB, insuficiente para la matrícula y no apto para los alumnos de tercer ciclo.
En la construcción vieja funcionan dos grados: de segundo ciclo y de jardín de infantes. Son el hábitat elegido por los murciélagos y los ututos (lagartijas). Esto genera peligro y olores insalubres para docentes y alumnos.
Desde hace meses buscan la ayuda del gobierno o a la comunidad. Precisan alguna solucion urgente en el suministro de los insumos básicos para subsistir. Que se les contemple el riesgo de vida para los docentes, que tienen que convivir en condiciones infrahumanas.
Desafían a los funcionarios a permanecer unos días o una semana en la zona, comiendo o bebiendo con agua de madrejón, llena de parásitos, y padecer el desarraigo familiar y de la comunicación.