Los consumidores de informacion sobre el transporte de cargas y las innovaciones tecnológicas del sector, tienen desde varios años un multimedios que satisface plenamente sus necesidades. Planeta Camión es la nave emblema de un producto que nació en 1999 con un programa de televisión de media hora en la desaparecida señal de Amercia Sport TV. Actualmente ocupa un espacio muy importante en el canal de cable El Garage TV incorporando a la grilla otro programa dedicado a la competencia deportiva de estos vehículos.
Tiene el auspicio de todas las terminales automotrices del país y la revista que lleva el mismo nombre, se distribuye en todo el territorio a traves de Repsol YPF.
Sin duda, el auge editorial y televisivo de este producto, no se habria producido sin el abultado incremento de camiones que circulan en la Argentina a partir del cierre de los ferrocarriles en la decada menemista. La falta de ese vital sistema de cargas y el aumento de la actividad economica, obligó a la utilización de los pesados vehículos para transportar mercaderías de un sitio a otro.
Las consecuencias de la política «ramal que para, ramal que cierra», que implemento el neokirchnerista Carlos Menem, ya se conocen. Miles y miles de despidos en el sector ferroviario con la anuencia de sindicalistas corruptos, centenares de pueblos desaparecidos o aislados, incremento de precios por el transporte terrestre. Una tragedia económica y social, que la hipócrita y farandulezca política kirchnerista pretendió banalizar con el «tren bala», la compra irregular de material rodante descartado en sus países de orígen y una inoperancia tal en la materia que ni siquiera puede poner en funcionamiento el «tren urbano» en apenas 16 km de recorrido.
Pero el desguace de los ferrocarriles no solo afecto las entrañas de la Nacion inutilizando una de las mayores redes de latinoamerica. Asi como alguna vez impero en este país «la patria metalúrgica» que lideraba Lorenzo Miguel, en una época luctuosa y sangrienta de la historia reciente, la clausura ferroviaria dio lugar a otra corporacion tan poderosa como dañina.
Asi nació a la faz de la tierra la «patria camionera» que maneja (nunca mejor utilizado el termino) Hugo Moyano, quien ademas, paradojalmente, extendió sus tentáculos como accionista del Belgrano Cargas contribuyendo con su actual inactividad. Un clasico exponente de la burocracia sindical, que hasta no hace mucho compartía los banquetes del poder con el gobierno kirchnerista gracias a una copula incestuosa de intereses y concesiones mutuas. que la militancia K aceptó complacida bajo la necesidad de la «acumulación de poder».
La relación, ya se sabe, transitó por la cornisa de los negocios turbios de Moyano y las conveniencias del Gobierno. El manejo de los fondos de las obras sociales o la falsificacion de medicamentos fueron casos emblematicos. Cristina Kirchner no dudo en sacrificar a Graciela Ocaña, en el ministerio de Salud e ignorar sus denuncias de corrupcion contra el camionero, con tal de mantener el lazo con el lider cegetista para frenar cualquier reclamo gremial o salarial.
Este a su vez le devolvió los favores manteniendo una ficticia «paz social», mientras la inflación se devoraba cualquier aumento de salarios y se incrementaba a la par el trabajo en negro y la precarización laboral.
Los problemas de alcoba que compartían los kirchner y Moyano, trascendieron las pesadas cortinas de Olivos y el matrimonio se disolvió de la peor manera. Entre otras desaveniencias Moyano pidió lugares preponderantes en el Gobierno y en el Congreso y desde la Rosada le contestaron con una denuncia por lavado de dinero que llego desde Suiza, por el manejo de una recolectadora de residuos. Hubo varios encontronazos mas y hasta se atribuye el infarto de Néstor Kirchner a una discusión con Moyano horas antes de su muerte. Hoy la relacion parece irreconciliable, y las costas del pleito las pagan todos los argentinos.
Los vastagos de Moyano, no solo acumulan ganancias en las empresas satelites creadas por la familia para proveer al sindicato de Camioneros. También de vez en cuando cumplen su rol de sindicalistas y organizan pleitos como el que mantienen ahora con algunas sucursales del Correo Argentino.
Mientras tanto, miles y miles de camiones transitan hoy por rutas colapsadas y en pesimo estado, aumentando el negocio de los peajes privados, concecionados en la época menemista y lo que es peor, provocando enorme cantidad de accidentes con un brutal saldo de muertos y heridos.
En las primeras semanas del año, se produjeron decenas de choques, vuelcos y colisiones en cuya mayoria los protagonistas fueron camiones. La expertos en accidentologia aseguran que el 90 por ciento de los accidentes ocurren por fallas humanas. En casi todos estos siniestros se mencionó la posibilidad de que algunos de los choferes viajaran ebrios o que pudieran haberse dormido a causa del cansancio provocado por manejar más horas de lo debido.
El ansia desmedida de mejorar los ingresos de parte de las empresas transportistas o las precarias condiciones laborales de los conductores, obligados a potenciar la renta del vehiculo – entre otras razones- mantienen saturados los caminos, transformando al transporte de cargas terrestre en un peligro latente de provocar accidentes como quedó demostrado.
De una manera u otra, los argentinos parecen rehenes del Planeta Camión o súbditos de la «patria camionera». Victimas potenciales de accidentes de transito y espectadores privilegiados de la eventual impunidad que otorga la justicia a quienes manejan los hilos de una corporación sospechada hasta la médula por hechos de corrupción y violencia.
- Héctor Alí
Periodista