El mito del neoliberalismo está llegando a su fin. La brutal y criminal represión en Chile que fuimos viendo por las redes- a nuestra generación- nos hizo recordar el golpe del asesino Pinochet en 1973: con la cantidad de desaparecidos, muertos y torturados.
Los medios de comunicación de ese país han informado muy poco sobre lo que sucedida, mientras aumentaban los muertos. Hoy tenemos no solo datos de la cantidad de fallecidos, sino de enterarnos tristemente de cuántos murieron por balas de los carabineros, los detenidos- torturados y de la violación de los Derechos Humanos.
La clase política en la actual situación chilena es altamente responsable de los hechos que se desencadenan. Fueron sobrepasados. Quienes salieron a protestar no es una clase trabajadora, ni un organizado partido o frente popular. Si bien el partido comunista chileno tiene más de veinte diputados esto no alcanzó para desmantelar la constitución pinochetista que actualmente rige.
La misma ex presidenta Michelle Bachelet, cuando fue gobierno, en ningún momento desmanteló la organización militar y policial que estaban de la época de Pinochet. Es una de las críticas que aparecieron, las fuerzas de seguridad no han sido actualizadas en los nuevos modelos de intervención. Una cuestión podían ser los saqueos y otra es la represión indiscriminada y asesina a los que ‘caceroleaban’ marchando por las calles de Santiago, ante los aumentos.
Dos cuestiones derivan del modelo chileno. La implantación en la región luego del golpe de Estado en 1973 (que interrumpía años de democracia continúa) como primer laboratorio de pruebas económicas. La escuela de Chicago tenía para experimentar estas cuestiones de dejar todo en manos del mercado. Ese mercado pinochetista en un país sin sindicatos, sin clase obrera organizada, iba a ser para los empresarios.
Por eso las cifras económicas y financieras daban durante un cierto tiempo bien. El capital chileno de esas burguesías podía competir y salir a buscar nuevos mercados y empresas (como lo hizo en un momento en Argentina en una de sus crisis). Los últimos estudios de la economía mundial ya hablan que para los próximos años, China no comprará cobre en Chile (su principal fuente minera), eso dejaba datos de que el crecimiento se reduciría. Todo eso no lo van a pagar los multimillonarios empresarios chilenos (dueños de compañías de aviones, de tecnología, de empresas de alimentos) sino la clase media. Allí todo tiene nombre de ‘emprendedores’ (lenguaje que instaló el liberalismo), pero son grandes empresarios, que en su mayoría están muy agradecidos a su ‘tata’ Pinochet.
Este modelo neoliberal, concluye siempre en saqueos y luego represión (Argentina, 2001). Son estructuras preparadas para mantener un país chico (concentración de riqueza en pocas manos), con fuerzas de seguridad bien pagas para ante cualquier conflicto establecer el orden y el cuidado de la propiedad privada.
Quienes disfrutan de esos privilegios son pocas familias tradicionales (ya que tienen la tierra desde el siglo XIX) y lo nuevos ricos que- en su ambición- no pueden ver que la gente aguanta hasta donde puede. Ellos son los intermediarios del capital nacional con el extranjero. Así hacen en toda Latinoamérica, solo que ahora sus riquezas están en los centros financieros o las cuentas off shore. El ajuste ante cualquier crisis las paga la gente.
Hoy se sabe que Nixon junto con Kissinger apenas asumió Salvador Allende, tenían preparado el golpe. En uno de los documentos que se desclasificó (veinticinco años después) Nixon menciona a todos los dictadores que habían llegado por medio de la CIA y el golpe de Estado. Eran formas en la geopolítica de aquel tiempo cómo debían equilibrar la balanza del mundo en la ‘guerra fría’ (aùn estaba la guerra de Vietnam)
Por las radios esta semana se volvió a escuchar con dolor y fuerza ‘Te recuerdo Amanda’, de Víctor Jara. Fue una de los primeros torturados después del 11 de septiembre. Le quebraron las manos con una bayoneta, en medio de los apremios ilegales para luego matarlo. El Instituto Nacional de Derechos Humanos, ha denunciado a partir de estos últimos toques de queda, que los arrestados (más de cuatro mil) fueron torturados. Piñera había puesto nueve mil quinientos militares en las calles: ‘estamos en guerra contra un enemigo poderoso’.
Lo tragicómico-grotesco que se pudo escuchar por redes en nuestro país (era más fuerte que leído en algún portal) es: ‘una invasión de alienígenas’. Palabras que decía la mujer del presidente chileno.
Sonaba para nosotros como si mencionara a ‘el aluvión zoológico’. Un clásico de nuestra clase gorila argentina desde 1945. Pero eso demuestra una forma de pensar. La fuerte convicción de que son una clase superior y de por qué tienen tanto miedo al ‘populismo’. María Antonieta antes de la revolución de 1789, cuando la gente pedía pan ante el hambre, ella patinaba y les decía a sus lacayos, que le dieran tortas. Algo de eso se escucha en el audio de la ‘primera dama’ chilena, cuando explica que ‘lo que viene es muy grave’…’aprovechar a racionalizar la comida y disminuir nuestros privilegios’…
Para concluir: solo un enunciado del modelo liberal, que ya había comenzado con el estallido en Ecuador (aumento del combustible en una economía dolarizada). En Chile: La educación es privada. Ahora se ampliado algunos cupos de algunas carreras. La salud es privada, el agua está en manos de compañías privadas, las jubilaciones no son manejadas por el Estado, el trabajo tiene leyes de flexibilización y es precarizado. Ocupa el séptimo lugar en el mundo como pías más desigual.
La foto de Piñera, Macri y Bolsonaro ilustra que quieren los poderes financieros del norte para nuestra región en estos tiempos.
Carlos Liendro
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