El 22 de marzo de 2016, se cumple el Bicentenario del “Pacto de los Cerrillos”, o “Paz de los Cerrillos”, firmado entre el general José Rondeau, jefe del Ejército Auxiliar del Perú, y Martín Güemes, gobernador de Salta y Comandante General de la Vanguardia.
Después de una discrepancia entre ambos por el modo de continuar la guerra contra los realistas, e influido por algunos opositores a Güemes, Rondeau intentó forzarlo a subordinarse, desconociendo su jerarquía de gobernador de Salta y subestimando la guerra de recursos que Güemes desplegaba con aprobación de los generales Belgrano y San Martín.
Rondeau ocupó la ciudad de Salta mientras Güemes y sus gauchos se retiraron a la campaña. Las milicias gauchas al mando de Güemes fueron despojando de sus recursos al ejército comandado por Rondeau, privándolo caballería, ganado, alimentos, lo que hizo insostenible su situación. Rondeau decidió ir a Cerrillos a buscar una batalla formal con Güemes.
Gracias a una labor de mediación, ambos jefes se encontraron en la casa de Tejada y firmaron la “Paz de los Cerrillos”. No solo había cesado el fuego y la amenaza de las armas, sino también el malentendido entre dos formas de entender la guerra en el Norte, que no debían anularse sino complementarse entre sí. El alivio y el regocijo en Salta y el país fueron inmediatos.
Los diputados reunidos en el Congreso de Tucumán, apenas iniciadas sus sesiones el día 24, el 27 de marzo expresaron su preocupación por la crisis y decidieron enviar un mediador a Salta, que no viajó porque se enteraron de la firma del Pacto.
El 12 de abril de 1816 San Martín, desde Mendoza, le escribió a Tomás Godoy Cruz: “Más que mil victorias he celebrado la mil veces feliz unión de Güemes con Rondeau”. La había festejado a lo grande, con veinte “cañonazos, iluminación, repiques y otras mil cosas”.
El Pacto signó la imaginación de los salteños que llamaron así a su vínculo con el Señor del Milagro. Fue aludido en el Preámbulo de la Constitución Nacional como uno de los “pactos preexistentes”. Era mentado cuando hacía falta su esencia ejemplar: buscar el entendimiento en torno a los valores y objetivos comunes, dejando al margen las ambiciones personales. Nos ilumina hoy, sin duda, y convoca la más respetuosa celebración.
–Lucía Solís Tolosa y Gregorio A. Caro Figueroa
Síntesis del texto “A 200 años del Pacto de los Cerrillos: del enfrentamiento al acuerdo”.
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