Diario El Tribuno antiguamente un medio noticias serias, vuelve a teñirse de amarillo por sus escándalos laborales y periodísticos que se hacen público. Hoy sumido en una profunda grieta moral de conducción y línea editorial, otra denuncia sale a la luz. Esta vez a través de Juan Antonio Abarzúa Rojo. En esta nota, lo que dice una carta abierta de Abarzúa, la demanda laboral y las internas periodísticas que prometen más escándalo.
El periodista Abarzúa asegura que fue despedido de la peor manera de la empresa Horizontes S.A., con menoscabo y la publicación hoy en El Tribuno de un aviso “repulsivo, injurioso y falso” por lo que no dudó en hacer pública una dura carta que envió a varios medios.
En su misiva acusa al actual jefe de Redacción Francisco Sotelo de tener en su haber unos 20 despidos de periodistas; y al Tribuno de embestir en su contra con “Injurias, calumnias y canalladas”.
El Tribuno goza hoy de un velado desmanejo profesional. Con una conducción ciega y virulenta contra el gobierno, choca a diario con desmentidas políticas. A esto se suma que, por la negligencia de sus editores y periodistas inexpertos, cada tanto se filtran noticias apócrifas o falsas como por ejemplo “la invasión boliviana a la Argentina” o la confirmación que “Corea envió un astronauta al Sol”; publicaciones que son motivo de burlas en medios regionales y redes sociales.
El matutino a partir del año 2000, mantiene constante el maltrato y sus despidos anuales, a la par de su franca caída en prestigio periodístico y ventas. A través de los años sucesivos no cesa a su línea dura de adoctrinamiento político, precarización periodística, maltrato y menoscabo profesional. Deshacerse de sus mejores periodistas y de la peor manera, ya es una costumbre, en consecuencia, en su haber ya acumula centenares de juicios laborales perdidos.
Sin una conducción acorde a su añeja tradición, el mal momento periodístico que atraviesa El Tribuno no parece tener fin. Y esta nueva controversia se desata a raíz de un aviso publicado por el matutino en su edición del miércoles 12 de marzo de 2014, contra Juan Antonio Abuarzúa Rojo, un profesional que viene de la camada del extinto Roberto Romero, se suceden cada tanto.
El aviso publicado dice textual: “La empresa Horizontes SA editora del diario El Tribuno de Salta, informa a sus lectores y público en general que el Sr. Juan Antonio Abarzúa Rojo ha dejado de pertenecer a su plantel de periodistas por haber sido despedido por justa causa”.
Abarzúa a su vez denuncia que fue denigrado por su jefe Francisco Sotelo cuando para despedirlo lo acusó de supuesta negligencia periodística en el tratamiento del caso “Lujan Peñalva”.
Por este aviso, el periodista se sintió agraviado y salió inmediatamente al cruce con una carta abierta donde respondió que lo que se publicó en “ese recuadro repulsivo, injurioso y falso en relación a mi persona”. ¿Justa causa?, se preguntó y cuenta ´cuando y como comenzó su historia a cerca de este episodio:
“Se inició a principios de 2013, comenzó cuando publiqué una información en la que aseguraba, citando una buena fuente, que la Justicia se aprestaba a cerrar el caso de un par de chicas que se habían suicidado utilizando una misma cuerda, habida cuenta de que no habían elementos que indicaran sobre la participación de terceras personas.
“En un breve párrafo publicado posteriormente por el sitio Informate Salta, el juez de la causa, que había sido cuestionado por el padre de una de las jóvenes fallecidas, negó la especie, algo habitual en las idas y venidas de la actividad periodística, en la que, generalmente, las autoridades de los medios, confían en sus periodistas”.
“Pero en este caso, no ocurrió así: el jefe de Redacción de El Tribuno, Francisco Sotelo, un hombre cuya filosofía es “jamás le digo que no a un superior”, aprovechó la circunstancia para aplicarme una suspensión de 25 días por supuesto desprestigio al diario. Obviamente impugné en los plazos legales esa sanción, que fue motivada por cuestiones de envidia personal de ese señor, abrumado por las estadísticas oficiales que colocaban sus artículos en una escala de lectura infinitamente inferior que las mías”.
“Con el paso del tiempo -en febrero del 2014- , se confirmó el cierre de la causa del doble suicidio, tal como yo lo había adelantado 11 meses antes. Tras ello, otra autoridad de la empresa, me ofreció lavar mi legajo, anular la suspensión, cuestión que negué, a través de mis abogados, reclamando un resarcimiento por el daño moral y desprestigio causados”.
La respuesta fue mi despido, arguyendo “mala fe” en mi accionar, una excusa preñada de subjetividad y agravada con la maldad de publicar un recuadro advirtiendo a la gente que he sido despedido con justa causa, algo que no podrán probar jamás porque sobran los antecedentes de coberturas impecables realizadas por mi persona a través de los años, como la del rescate de los 33 mineros de Chile, en la que junto al fotógrafo Javier Corbalán tuvimos que soportar hasta 30 grados bajo cero en las noches y 40 sobre cero durante el día, alojados en una carpa iglú de mi propiedad, -un mínimo ejemplo que voy a citar- lo que echa por tierra la hipótesis de mala fe, como otras tantas expediciones.
“Afortunadamente he recibido cientos de llamadas y mensajes de personas -de todos los ámbitos- que me han dado su apoyo, con excepción de una colega -en la que yo tenía mucha confianza-, que me cuestionó mi “falta de inteligencia” por no haber aceptado el castigo que se me había impuesto. Son cosas de la vida y golpes que duelen, pero así es esto”, relató resignado.
En su arremetida contra su ex Jefe de Redacción, el periodista Abarzúa afirma que durante a la “breve y estrepitosa gestión de Francisco Sotelo” fueron despedidos del diario 20 periodistas. Además lo responsabiliza de avalar la nota sobre “esa invasión boliviana a la Argentina”, que luego fue desmentida por ambos Estados y a la vez fue “motivo de burlas en todos los medios”, aseveró.
Su carta concluye con el pedido al Sindicato Argentino de Prensa, como uno de los socios más antiguos del gremio (Siprensal), que tomen cartas en el asunto.
- José Acho, periodista
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