Encabezada por la jueza Mónica Faber de la Sala V del Tribunal de Juicio, comenzó el lunes 5 de agosto la audiencia de debate por la muerte de Telma Natalia Soruco, ocurrida en 2004 en el parque de diversiones “King Mega Park”.
En esta causa está imputado Ángel Roberto Siuffi, administrador del parque, por el delito de “lesión culposa en perjuicio de Melina del Rosario Miranda, en concurso ideal con homicidio culposo” de Soruco. También está imputado el coadministrador del predio de atracciones mecánicas, Segundo Genaro Miranda, quien fue separado de esta instancia procesal.
En la primera audiencia declaró como testigo Aldo Alfredo Soruco, padre de la niña fallecida el 24 de septiembre de 2004. La audiencia continuará mañana y el miércoles.
Ángel Roberto Siuffi se presentó con el defensor Manuel Pedernera, en tanto que el agente fiscal penal actuante es Eduardo Barrionuevo.
La muerte de la niña Natalia Soruco y las lesiones de Melina Miranda ocurrieron el 24 de septiembre de 2004, alrededor de las 19.40, cuando las menores se encontraban en el juego “El pulpo” del parque de diversiones “King Mega Park”, administrado por los dos imputados.
Cuando el juego estaba en movimiento se produjo el desprendimiento de uno de los brazos -que se encontraba sin ocupantes-, el cual impactó desde atrás el habitáculo donde estaban las menores. Soruco recibió el golpe de un fierro y debió ser derivada al Hospital de Niños con múltiples traumatismos, donde quedó internada en estado de coma cuatro. Casi un mes después, el 26 de octubre, la niña falleció a causa de una falla multiorgánica. Miranda, en tanto, ingresó al nosocomio con traumatismos de cuello y estuvo internada 24 horas en observación.
Los dos imputados estaban a cargo de la administración de los juegos en la fecha en que ocurrieron los acontecimientos, y se dio por acreditado que una de las causas del hecho que le costó la vida a Natalia Soruco y lesiones a Melina Miranda fue “la administración negligente de los encausados”, ya que “en el parque había atracciones mecánicas de alto riesgo con una antigüedad de más de treinta años, a las que no se les había realizado un mantenimiento profundo y reemplazo de piezas originales”.