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El «neofascismo» vernáculo alza su voz

Sabida es la simpatía de los dueños políticos de El Tribuno por el Proceso. El diario de la familia del senador vitalicio Juan Carlos Romero, un devenido del peronismo a un “alza manos” libertario cada vez más notable, se pone la gorra del grupo del negacionismo cotidiano como algunos otros medios hegemónicos nacionales.

Ejemplo de manipulación de la historia de Salta

El editorial de El Tribuno de del miércoles 21 de agosto en conmemoración de un nuevo aniversario del matutino vende una imagen de intachable trayectoria democrática, cuando en realidad el matutino de los Romero se hizo a golpes de Estado, y con la confiscación de bienes del Partido Justicialista. Y es un ejemplo de la manipulación de la historia de Salta.


El matutino festeja que salió a la luz “hace hoy 70 años” y, como no quiso asentar exactamente el año en que se imprimió el primer ejemplar, el lector tiene que acudir a la calculadora del celu: 1949.

Ya entonces empezamos a sospechar por qué en su larguísimo editorial, el editorial “olvidó” poner ese año. 1949, justo en medio de la primera presidencia del general Perón. Y es que el diario había salido a la calle ese año como vocero del justicialismo de Salta y por eso el principal accionista era el partido peronista. Por supuesto, don Roberto Romero no tenía nada que ver con ese proyecto.

Pero el editorial pasa por alto esas circunstancias y cuando menciona la confiscación que en 1955 hace “la Revolución Libertadora” el diario olvida –problemas de memoria, tiene 70 años- consignar contra quién se había hecho ese golpe: contra Perón. Y lo olvida porque le conviene olvidarlo.

Dice el editorial que después El Tribuno “permaneció” intervenido hasta 1957, pero olvidó mencionar el pequeño detalle de que en 1956 Roberto Romero, junto a Decavi y Biella, adquirió las cuotas sociales que correspondían a Emilio Espelta y Jaime Durán. Sí, había permanecido intervenido hasta 1957, ¡pero uno de los dueños ya era Romero!

Agrega el editorial que en 1957 El Tribuno fue adquirido en subasta pública por la sociedad de Decavi, Biella y Romero, pero olvida mencionar, no quiere decirlo, quién organiza la subasta: ¡el propio Roberto Romero, en su calidad de liquidador de El Tribuno, nombrado como tal por la Revolución Libertadora, la dictadura que derrocó a Perón!

Dicho de forma más sencilla. Don Roberto Romero pudo “adquirir” el diario El Tribuno en 1957 porque unos golpistas se lo habían confiscado al Partido Justicialista en 1955.

Desde entonces el matutino fue leal a ese origen golpista. Por eso años después promocionó el golpe de 1976 y defendió por años la dictadura, hasta que entendió que el barco se venía a pique.

No, el matutino de Juan Carlos Romero no testimonia un “compromiso inclaudicable con la democracia” como quiere hacernos creer el editorial. Todo lo contrario.

Andrés Gauffín, periodista
andresgauffin@gmail.com

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