El contundente margen porcentual de votos obtenidos por el Frente de Todos en las elecciones primarias del pasado 11 de agosto de 2019, muestran un resultado muy previsible para el 27 de octubre.
Los analistas más optimistas del oficialismo (Clarín 20/08/2019), indican que para forzar un balotaje, se debería dar un fenómeno casi impensable: que Fernández baje y que Macri suba, y mucho.
Aturdidos por la sorpresa electoral, los voceros del gobierno, oficiales y comedidos, incurrieron en un papelón tras otro, y así –como ya se ha criticado profusamente- en vez de una autocrítica el presidente culpó a los argentinos de no saber votar.
A su turno la delirante Elisa Carrió deslizó primero que la elección no existió, como quiera que se pueda entender esa frase. Luego que hubo fraude, primero uno de naturaleza K, y luego uno de origen narco –textual- sin tener una sola adhesión de sus pares que al escuchar los desvaríos, tomaron distancia como si tuviera el virus del Ebola.
Por su parte el candidato a vicepresidente de la fórmula perdedora, había declarado al Canal C de Córdoba en una entrevista del 09/08/2019, que la diferencia sería de dos o tres puntos, y que era impensable una mayor, por ejemplo un absurdo de diez, lo que según él no ocurriría, pues en ese caso Fernández-Fernández ganarían en primera vuelta en octubre.
Al conocerse que la diferencia del domingo a la noche acusaba 15 puntos de distancia, el frustrado candidato se habrá dicho seguramente a sí mismo: quién me mandó a decir tal cosa, sumido en el espanto de comprender que el cincuenta por ciento más de su ejemplo absurdo, era algo irremontable.
Para que la desorientación y el estupor del fracaso que los pasó por encima sea perfecto, otro arrogante oficialista radical, Luis Brandoni –que en el campo de la política, ha demostrado ser un excelente actor- subió a una red social un video, convocando a machar el sábado 24 de agosto.
Y lo hizo afirmando que esa convocatoria es en apoyo a Mauricio Macri, que será para lo que el actor llama la mayoría silenciosa, para seguir mejorado la república, y de remate porque hay mejores condiciones de vida de miles de argentinos. No aclaró a qué miles se refería, y nada dijo de los 14,3 millones de pobres, y de los 1,86 millones de indigentes.
En un escenario así, que dos dirigentes que tienen por costumbre hacer gala de su anti peronismo visceral, uno ex diputado radical de un más que intrascendente mandato, y la otra paciente psiquiátrica aguda y confesa de estar medicada hace décadas, digan que hubo fraude o promuevan una marcha sabatina, resulta un anacronismo literalmente ridículo.
Y que la minoría derrotada en la elección y que no forma parte de la élite del poder ni del estamento dominante oligárquico, se adhiera a semejante brulote y se disponga a hacer sonar las cacerolas de teflón el sábado en nombre de la república, es ya un escenario patético.
La Argentina se destaca siempre por su originalidad, en particular por lo imprevisible de la conducta de una sociedad que sin conciencia de clase, palanganea de ser diferente y se imagina pertenecer a un estamento que le es ajeno, que está muy lejos, pero que en su ilusión desclasada sueña con alcanzar.
De esta manera todo el medio pelo azonzado que repite de memoria el discurso de los panzones terratenientes de la Sociedad Rural y que cuentan en el mejor de los casos con alguna maceta en sus estrechos departamentos de dos ambientes, se plegará poniendo cara de demócrata, a una manifestación claramente provocadora y antidemocrática.
Atrás quedarán las estúpidas frases aprendidas de que quien gana gobierna y quien pierde apoya, o la otra anodina afirmación de que no hay que volver al pasado, y alguna que otra pavada aún mayor, y se regodearán hablando mal de los que cobran planes de emergencia, porque están creídos que justo con los mismos pocos billetes de sus impuestos, es que los pagan.
Son los que critican si el vecino de al lado se compró un traje nuevo y le sacan el cuero por las dudas, y en silencio admiran al especulador ricachón que tiene auto importado y veranea en Europa, porque en su mediocridad irremediable prefieren mirarse en el espejo ajeno, a recibir la pálida imagen de sus propias realidades.
Y en nuestra Salta feudal y postergada por los que viven en mansiones oficiales de garrón y viajan en avión oficial apropiado, veremos a los laburantes clase media que apenas llegan a fin de mes, enseñorearse alrededor de la plaza 9 de Julio.
Y en la clásica vuelta de los opas, vociferarán cánticos que en boca de los dueños del poder resultarían coherentes –y en la marcha no estará ninguno de ellos- pero en las gargantas de los desubicados medio pelo postergados, realmente desentonan.
Seguramente esa columna de perdedores se cuidará de no pasar por el Correo Argentino, fundido y estafado por el presidente en retirada que nos adeuda a todos los Argentinos la friolera de 70.000 millones de pesos, para evitar la ironía de vivar a un millonario generado a costa de la estupidez de los mismos marchantes.
Caravanas por la obtención de campeonatos de fútbol y para celebrar un título obtenido, son una costumbre en nuestra plaza. Pero imagino que la estatua de Antonio Álvarez de Arenales contemplará azorada, una columna de paseantes que dirán que apoyan a quien resultó perdedor.
Vivarán una derrota, pedirán un milagro, y luego se irán de vuelta a sus hogares, a seguir masticando el inalcanzable anhelo de ser lo que no son, y a mirar en las pantallas bobas de la prensa comprada las caras insípidas de los periodistas que les han hecho creer que estuvieron en un acto patriótico.
Incoherencias, si las hay.
Daniel Tort, abogado y periodista
danieltort052@gmail.com