El mismo día que se realizó el primer paro nacional contra la política económica del gobierno argentino, con un alto acatamiento en todo el país, de la mano del mismo presidente Macri se llevó adelante en el exclusivísimo Hotel Hilton de Buenos Aires la reunión del Foro Económico Mundial (WEF –World Economic Found).
Este evento es más conocido mundialmente como Foro de Davos, porque esa organización que irónicamente expone en su carta de presentación de que es una fundación sin fines de lucro, tiene su sede central en ese lugar de Suiza (Monte de Davos).
Esa entidad de exponentes de la economía capitalista concentrada, es financiada por una centena de empresas a las que se les llama membresía, y que para poder formar parte del directorio, deben acreditar una facturación anual de más de cinco mil millones de dólares. También tienen asociados estratégicos que para pertenecer abonan 750,000 francos suizos por año.
Se trata ni más ni menos que del grupo de presión económica más grande del mundo, que tiene como principal meta la apertura de las fronteras de los países menos desarrollados, método con las que esas grandes empresas multinacionales y transnacionales que sin pertenencia a bandera o patria alguna, se benefician constantemente.
Para lo único que trabajan y se esfuerzan es para buscar y lograr la globalización de los mercados, en los que puedan colocar bienes o servicios con relación inversa de los términos del intercambio, es decir ofrecer productos terminados caros y comprar materias primas baratas.
Además, obviamente les resultan atractivos los países que les ofrezcan mano de obra barata, en naciones con poca legislación laboral protectora, sin organización sindical preferentemente (caso emblemático el de Wall Mart), y en la búsqueda de legislación vigente que nos les exija controlar la contaminación ambiental (caso Barrick Gold) y con las más bajas cargas impositivas.