En el anteproyecto de la ley de Educación provincial el gobierno no solo
copia la “nefasta” Ley Federal de Educación sino que la “empeora” impulsando la enseñanza religiosa obligatoria en las escuelas de la provincia de Salta, afirmó Patricia Poblete, diputada del Partido Obrero. En el diario El Tribuno (25/8) la subsecretaria de Planeamiento Educativo del Ministerio de Educación, afirma incluso, que Salta es la única provincia que tiene como materia curricular la educación religiosa. Y fundamenta que la inclusión de ésta área responde a una “impronta” de la provincia.
En realidad es una clara decisión política del gobierno Juan Urtubey contra la idea de una educación laica. A diferencia del Partido Obrero, que con el interés de impulsar un carácter científico a la educación de los niños y jóvenes viene señalando como la humanidad padeció bajo la influencia de la iglesia católica, erigiéndose ésta como un obstáculo para el desarrollo científico.
Claramente quedó demostrado a lo largo de la historia, cuando en 1632
condenaba a hereje a Galileo Galilei porque afirmaba la rotación de la tierra alrededor del sol y rompía el dogma de la teoría cosmológica católica o cuando embestía contra Darwin y su teoría de la evolución de las especies por selección natural. Dos de los principales exponentes de la ciencia moderna, cuyo magnífico aporte a la humanidad fue el legado del método científico, el arma más poderosa que crea en la ciencia el hábito de experimentar, razonar y sacar conclusiones coherentes. Método que si se lo utiliza en las escuelas a través de los últimos aportes de la pedagogía estaríamos promoviendo la investigación en el ámbito escolar y dejando a un lado la repetición memorística de conceptos no significativos para los alumnos.
“Es un hecho irrefutable que cuando el Estado asume como propia una determinada religión, se ponen en riesgo los derechos y se condiciona la libertad ideológica. La adopción de los valores o creencias de una determinada religión condiciona la posibilidad para elegir de modo autónomo las propias convicciones”, concluyó Poblete.