En una entrevista realizada por Canal 9 de Salta, el gobernador Juan Manuel Urtubey ha manifestado que su prioridad sigue siendo la Provincia, reafirmando su voluntad de ir por un tercer mandato a las elecciones del año 2015. Si algún desprevenido escuchara esta invocación aisladamente podría llegar a creer que el joven mandatario tiene una sola posición inflexible y que como hombre de bien que es, tiene asumido desde siempre que su compromiso fue siempre sólo con todos nosotros.
Pero analizando los últimos pasos dados en torno a su reconocido proyecto personal de llegar a ser un presidenciable, no cabe sino concluir que la frase ha sido pronunciada como un desvarío más del zigzagueante periplo político del funcionario.
Recordemos sino el raid de verano en los medios nacionales de prensa, como La Nación, Clarín y la Voz del Interior (ahora perteneciente también al grupo Magnetto), en la cual como al pasar, nuestro gobernador se insinuaba a la par de Scioli, Massa, Uribarri y otros.
Más recientemente tuvo que asumir -igual que los recién nombrados cada uno a su turno- el triste papel de viajar al Council Of The Americas a presentar los respetos al mayor lobby capitalista del mundo, y garantizarles seguridad jurídica y retornos rápidos en las inversiones que decidan hacer para cuando a él le tocara eventualmente ser el número uno.
Pero más temprano que tarde se tuvo que asumir en el entorno de Finca Las Costas que la idea de la presidencia nacional debía quedar para otra oportunidad, en el mejor de los casos, y por lo tanto para no abandonar el barco tan abrúptamente, decidieron ir por otra gobernación de cuatro años más.
Entonces no es que el mandatario Salteño honre su fidelidad como si fuera el Señor del Milagro, sino que fracasado su intento electoral nacional, va contra toda su machacona prédica de años anteriores, a consumar lo que él mismo llamaba el abuso constitucional de permanecer doce años en el mandato gubernativo.
Queda claro de esta manera que al pregonar con cara de ¡cómo me sacrifico¡ su falsa prioridad, nos miente abiertamente, pero qué le hace una raya más al tigre en este feudalismo oligárquico, en el que la elite abusadora se mueve a sus anchas entre la pasividad de la población, que por pauta cultural ostenta una mansedumbre exasperante.
Y en esa indiferencia social el joven a cargo de los destinos de Salta, que una vez invocara en el mítico hotel termal de Rosario de la Frontera que sus funcionarios le debían fanatismo por que él llevaba la llama sagrada, ahora acaba de asegurar que pertenece a la selección de Salta, en una clara reiteración de una egolatría infinita, más que peligrosa para quien tiene a cargo los destinos de más de un millón de personas. Un psicólogo ahí, diría Raúl Alfonsín si lo viera.
Y en ese juego perverso de acceder al poder, los protagonistas han quedado atrapados en una ratonera –valga la comparación por el lugar y los participantes- en el que por no poder jugar en primera, se van a quedar en la “B” otros cuatro años.
Este nuevo periodo aparece como muy largo para poder seguir disimulando los baches de una gestión por demás ineficiente, armada en base a contubernios de clase que difícilmente se puedan seguir sosteniendo con el mismo perfil.
Y así, aggiornando amigos y familiares en el presupuesto de la Provincia; manteniendo como asesores post cargo a todos los que se van luego de estrepitosos fracasos en sus respectivas funciones, y repitiendo en cada discurso que los pobres lo conduelen y que es la hora de la inclusión y la justicia social, resulta impensable que pueda el mandatario transcurrir otro periodo más sin sobresaltos.
El predecesor del actual, a quien el de hoy le dedicara un libro pleno de elogios y chupamedismos, siguió la misma suerte cuando abandonara la puja electoral ante Néctor Kirchner en el año 2003 comenzando una debacle que hasta la fecha parece no tener fin.
Y más allá de cualquier operativo de prensa de los portales financiados por el oficialismo, la totalidad de la población tiene claro que el hoy imputado Juan Carlos Romero, citado a juicio por compra dudosa de terrenos, anda flojo de papeles, y no tiene chance alguna de ser nuevamente candidato con posibilidades ciertas en estas tierras.
Como una reiteración de errores y sin aprender de lo acontecido con su mentor, el joven Juan Manuel Urtubey declamó a los cuatro vientos que quería ser presidente, y hoy va por el premio consuelo de quedarse a seguir desgobernando Salta, a disgusto de sus propias pretensiones y con la eternidad a cuestas de un mandato en el que cada día se torna más difícil poder disimular la total carencia de un proyecto cierto.
Para que no queden dudas de que los señores de la aristocracia venida a menos no gobiernan sino que improvisan, basta con cotejar las declaraciones del alfil del gobernador, el abogado porteño Pablo Francisco Juan Kosiner, quien además de auto postularse para ser quizás intendente, o tal vez nuevamente diputado o a lo mejor gobernador –en un claro exceso de incertidumbres- acaba de declarar ante el medio Cadena Máxima, que el grupo al que pertenece debe elaborar un proyecto de gobierno. ¿Alguien le podría avisar que llevan casi siete años gobernando?
De esta manera entonces, se transparenta la calidad o falta de ella, de una gestión típicamente oligárquica, signada por una definida empresa personal del gobernador en su pretendida carrera política, y nada más para analizar. Progreso inusitado también para su hermano, los amigos, allegados, ñoquis, ex funcionarios, criadores de caballos y ainda mais.
Muy poca cosa por mostrar y mucho tiempo por transcurrir. En este panorama desolador para todos los demás que tributamos para el festín y la vemos de afuera, llegar con esta mediocridad manifiesta hasta finales del 2019, aparece claramente como una utopía.
- Daniel Tort, abogado y periodista
tdaniel@arnet.com.ar