En la madrugada del jueves 25 de octubre la cámara de diputados de la Nación, dio media sanción al presupuesto del año 2019, analizado, redactado y aprobado previamente en su texto por el FMI, en el último viaje del presidente Macri y el ministro Dujovne a la sede del organismo usuario.
Durante las dos semanas que antecedieron a esta farsa legislativa, la prensa hegemónica que responde al pensamiento único del oficialismo gobernante, repetía hasta el cansancio que si no se aprobaba esta ley, se generaría una hecatombe nacional. Otra vez la gastada muletilla de nosotros o el caos .
Pero para no caer en la trampa de la desinformación organizada, hay que hacerse una pregunta muy simple: ¿qué pasa si no se sanciona un presupuesto? Y la respuesta le caerá a usted con la misma simplicidad: absolutamente nada .
La situación está prevista en las normas internas, y en ese caso y cualquiera fuera el motivo que hubiera generado la falta de aprobación de la llamada ley de leyes, sigue rigiendo el presupuesto del año anterior, con las mismas partidas, las mismas inversiones, los mismos pagos, etc.
Entonces, ¿por qué el gobierno se empecinó tanto en la sanción de este proyecto? Y la respuesta provoca –o debería por lo menos provocarnos a todos los argentinos bien nacidos- un rechazo absoluto y no negociable, ya que la nueva distribución de las partidas presupuestarias es en contra de los mismos ciudadanos, y a favor de los prestamistas externos.
La caída sostenida de la imagen presidencial, que ha generado una casi histérica búsqueda de sustitutos para las elecciones del 2019, como el caso de Massa, Vidal, Urtubey, y hasta gente peor, requería para el FMI asegurarse que en el cuarto año de mandato de Mauricio Macri, se abonarían puntualmente los intereses de sus créditos.
Y por eso se ha sancionado un ajuste de 400.000.000.000 (cuatrocientos mil millones) en segmentos esenciales para los habitantes del país, tales como obra pública, empleo público, educación, salud, y seguridad, y se aumenta casi el 50% la partida denominada atención de servicios externos. En criollo, los pagos a los usureros del FMI.
A esto el ministro Nicolás Dujovne lo llama un éxito en la reducción del déficit fiscal primario, en criollo gastar menos en los argentinos para direccionar los fondos a los bolsillos de Christine Lagarde, con lo que la reducción del déficit es una mentira, el déficit total será más alto, pero asegurando la fuga de divisas a los usureros.
Mientras esta traición televisada se escondía estratégicamente en las pantallas de la desinformación monopólica, se daban constantes primeros planos de los disturbios en las adyacencias del Congreso Nacional, sobre los que el diario Clarín ya dictaminó –teléfono para los jueces que deberán intervenir, atenti con el libreto- que fueron provocadores de izquierda y K que intentaban interrumpir la sesión legislativa.
Lo que no pudo ni podrá explicar este órgano de difusión de los intereses de la embajada de EE UU en Argentina, es de qué manera podrían haber provocado agresiones o hacer fracasar la sesión, los dirigentes y manifestantes que fueron detenidos a veinte cuadras del Congreso.
La simulación de debate y tratamiento del proyecto de ley, se pudo visualizar fácilmente. Los oradores del oficialismo PRO-Cambiemos, fueron solamente dos, y con una diferencia de casi catorce horas entre uno y otro.
La realidad resulta así incontrastable: la sanción estuvo acordada de antemano en la trastienda del Congreso de la Nación, en los conciliábulos de los bloques, anterior a la sesión misma, en ese espurio mercado donde abunda la compraventa de tambaleantes principios.
Por eso se entiende que hayan existido legisladores que no votaron, que se abstuvieron, pero que sirvieron para dar el quórum necesario para sesionar, y sumados a los que votaron a favor solamente se sentaron para eso, para sumar.
Para hacer número y aguantar el debate de mala gana, porque lo único que importaba era esperar la hora de la votación ya arreglada, y actuar como si estuvieran legislando y no traicionando a cuarenta y dos millones de personas, en el indigno papel de arrastrados serviles del poder económico extranjero.
Esta evidente afectación a los intereses nacionales, con los actores de la traición consumada a la vista de todos, incluye a los gobernadores de las provincias –entre ellos el niño Urtubey- que resignaron el bienestar de sus votantes, para seguir en la sucia carrera personal de ser presidenciable del país convertido en colonia.
Un presupuesto como el sancionado es una sentencia anticipada para niños que morirán por desnutrición o falta de ambulancias; de nuevos muertos en accidentes viales por falta de semáforos o señalización; de ciudadanos menos instruidos por menos libros en las bibliotecas, y más familias destruidas por el cáncer del desempleo, que se aumentará por falta de inversión pública.
La lapicera de Lagarde desnutrirá, matará, no educará y no asistirá a los nuestros, y el Estado que como sistema de equilibrio social debería proteger a los más débiles, en manos de un gobierno cipayo se aggiorna con los agresores, y le abre las puertas para el saqueo. Nunca hubo una entrega tan grosera y televisada del país.
Y todo esto ocurre por la casi inexplicable anuencia de la clase media y de los trabajadores, seducidos por la superstición de la democracia liberal en manos de la clase económica dominante, que en el mismo presupuesto que les niega hospitales, exime de impuestos a la riqueza a los terratenientes de la pampa húmeda, y como una provocación obscena, al champagne.
Para diciembre de 2019 falta mucho, y si este gigantesco atropello se lleva adelante y se ejecuta, y permitimos que la piratería financiera con la complicidad de los infaltables entregadores terminen de arrasar con nuestra sociedad, seremos también nosotros responsables de la traición.
Será necesario más temprano que tarde, y con total legitimidad, oponernos por los medios que sea necesario emplear, frenar la traición y evitar el triste cruel escenario de la entrega que se está preparando.
Como enseñara el General San Martín, «Cuando la patria está en peligro todo está permitido, excepto no defenderla» .
–Daniel Tort, abogado y periodista
–danieltort052@gmail.com