La cultura no es una mercancía. Es la expresión de los pueblos que hacen sentir su idiosincracia a través de diferentes manifestaciones: música, vestimenta, literatura, alimentación, lengua, usos, costumbres, arte, tradiciones, etc. ¿Cuánto de esta generosa entrega es efectivamente percibida y comprendida por la gente que estando de paso por una provincia o un territorio, busca lo novedoso, mira sin ver, compra lo que puede pagar o escucha sin oir?
El turismo es una actividad lucrativa que los estados promueven como “industria sin chimeneas”, desarrollando políticas de promoción para atraer ingresos económicos.
¿Hay algún nexo que justifique el hecho de fusionar, como dependencia de gobierno, el Turismo con la Cultura? ¿Qué razón de orden administrativo sustenta tal decisión?
Sin duda, Salta es una Provincia que ofrece magníficas oportunidades para diversas experiencias turísticas y esto se advierte casi a simple vista, a pesar de la falta de políticas sostenidas que aseguren la continuidad y el control de los servicios de hotelería, gastronomía, entretenimientos, transportes, circuitos, etc.
Tampoco se puede negar la riqueza cultural de Salta, cada vez más, debiera ser objeto de apoyo estatal para su crecimiento. Sin embargo no se trata sólo de tener una Orquesta Sinfónica, un Ballet Provincial,
algunos museos (viejos y nuevos) o salas oficiales de espectáculos.
La cultura es mucho más. Significa políticas de Estado para sostener el trabajo de artesanos, creadores populares, artistas independientes, difusores de tradiciones o animadores culturales que, genuinamente, expresan el sentir de todo un pueblo.
Debe manifestarse como preocupación del gobierno por crear espacios de encuentro, promover centros editoriales, difundir la creación artística, preservar el patrimonio cultural y establecer un sólido lazo entre cultura y educación, escuelas y creadores.
Todo esto no tiene por qué ser lucrativo… todo esto no se vende… todo esto no debe bastardearse. La decisión de subordinar el área de la Secretaría de Cultura al nuevo Ministerio de Turismo y Cultura de la Provincia parece no tener otra lógica que la del cierre de caja del Gobierno Provincial y la de la mercantilización de bienes de alto valor
simbólico, situación que se agrava por la elección del polifuncional nuevo ministro del que no se conocen sus antecedentes y aptitudes en las áreas que se depositan en sus manos.
Como integrantes de la Unión Cívica Radica y ciudadanas preocupadas por el respeto de los más altos valores que hacen a la identidad cultural y educativa de la Provincia de Salta, no podemos menos que manifestar nuestra preocupación por el futuro de la cultura local y solicitar de los funcionarios de gobierno la responsable reflexión para devolver a cada área el lugar que legítimamente le corresponde.
María Teresa Álvarez
Ateneo de la Mujer Radical Juana Azurduy