Un informe de Médicos sin fronteras dice (8/12/14) que un millón de niños mueren actualmente el mismo día que nacen. El 98 por ciento en países en desarrollo. En los países del Sahara africano hay sólo once doctores, enfermeras y parteras cada 10.000 habitantes, en lugar de los 23 imprescindibles para asegurar servicios de salud esenciales. El 50 por ciento de las mujeres no recibe ninguna asistencia experta en el parto.
Pero no es solamente un drama africano, es un drama mundial con altísimas tasas de mortalidad por falta de alimentos, EE.UU incluido. Cuba al año 2014 es el país con menos tasa de niños desnutridos del mundo. Detrás están la altísima desigualdad y la falta de protección pública.
Se sabe cómo reducir estas muertes totalmente evitables y otras similares. La diarrea infantil mata a 800.000 niños al año. Está especialmente ligada a la desnutrición, que causa inflamaciones intestinales que hacen muy difícil a los niños digerir alimentos.
Con 50 centavos de dólar se puede dar a los niños una ración diaria con todos los micronutrientes que necesitan. Vacunarlos contra el rotavirus causante de muchas muertes por diarrea infantil cuesta 2,50 dólares por vacuna y un laboratorio de genéricos en la India está por producirla por un dólar.
Los recursos no faltan (solo EE.UU gasta más de 500 mil millones de dólares en presupuesto militar), pero la desigualdad en ascenso inducida por la financiarización especulativa del sistema económico mundial y las políticas económicas neoliberales genera contrastes brutales.
Una persona necesita 200 litros de agua potable diaria para tomar y asearse. Hay 900 millones que tienen menos de cinco litros. En EE.UU. se consumen diariamente 400 litros y en Europa, 300. En Salta hay un tercio de la población con carencia de la misma.
La crisis social del mundo ha llegado a un extremo que ya no lo pueden ocultar ni siquiera los organismos responsables de esta situación, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), las Naciones Unidas (FAO, CEPAL, etc.).
El alza escandalosa de los precios de los alimentos sumirá a millones de personas en la inanición, y amenaza con producir nuevas revueltas y revoluciones las cuales serán bajo diferentes pretextos reprimidas a muerte por ese ejército de la noche que dirigen los Yankys y sus socios de la OTAN.
Según la FAO, los precios de los cereales, que se han disparado en el último año, sumirán en el hambre a 100 millones en el mundo, que se suman a los 2,000 millones de personas que ya vivían por debajo de los dos dólares diarios que, según ellos, marca la línea de la indigencia.
La CEPAL calcula que 10 millones de personas más dejarán de “poner la olla” en América Latina, un continente que hace décadas tiene a más de la mitad de su población por debajo de la línea de pobreza.
La irracionalidad del sistema capitalista, mal llamado “globalización neoliberal”, es de tal grado que las leyes de mercado funcionan al revés de lo que sostienen los economistas a su servicio: la mayor oferta o producción, junto con la menor capacidad de compra, no está produciendo una caída de los precios, sino todo lo contrario.
Esto se debe a una razón muy simple: el “libre mercado” ha producido una concentración y centralización de capitales y recursos en pocas manos, es decir, ha fortalecido a unos pocos que son los dueños del mundo e imponen los precios que les da la gana para mantener sus altas ganancias.
En realidad, la actual “globalización” no ha derivado en mayor competencia, sino en el control imperialista del mundo por 7 potencias y sus 200 transnacionales. Ellos, con la ayuda del Banco Mundial y el FMI nos han impuesto al resto el fin del proteccionismo a nuestros productores agrícolas, liquidar la seguridad y soberanía alimentaria en favor de la apertura comercial, llevando a muchas naciones que antes eran autosustentables a la dependencia de las importaciones de alimentos.
Hay una correlación directa entre el aumento del precio de los alimentos y la devaluación del dólar. Según Spengler, gobiernos como el chino y los llamados fondos de cobertura de riesgo (hedge-funds), que representan capitales especulativos, están invirtiendo grandes sumas de sus dólares, antes que se deprecien, en fondos de inversión alimentarios.
La consigna sin duda para eliminar tamaña y obscena injusticia es luchar por el socialismo, abolir el sistema capitalista. Para ello hay que organizarse y fortalecer partidos de izquierda revolucionaria, no reformismo tibio como el de Binner y sus socios, ni a las vacilaciones del gobierno nacional.
En Salta los responsables de las muertes por desnutrición en los últimos 20 años tienen nombre, Juan Carlos Romero y su socio Juan Manuel Urtubey. El cuento de que es un mal endémico en la provincia es una mentira enferma, los pobres de Salta no les interesan a los partidos de la burguesía.
- Lucio Yazlle
Político y Profesor de la Universidad Nacional de Salta.