Tuve la mala suerte de nacer en La Quiaca. Y no crean que lo digo porque es el último rincón del mundo, sino por el atraso inalterable del servicio de transporte. Cada tanto hace 61 años por razones familiares tengo que volver para padecer la “carreta” Balut por casi 8 horas.
Le suelen llamar ómnibus… yo digo carreta. Un extranjero lo llamaba “la maldita Balut”. Era la ironía de mi amigo inglés que en su español trabado le decía así, cuando cada tanto me visitaba en Salta y solía gustarle pasar desde Chile por la puna quiaqueña, cuando contaba como una astucia viajar en un “Balut”.
No voy a dar el número de unidad en la que tuve que volver a viajar a La Quiaca ni voy a denunciar a un chofer que solo labura, porque en realidad así funcionan todos los “Baluts” que hacen ese recorrido…! No es una unidad, ni un chofer. Casi todo el país un transporte es contrariamente una “flecha veloz…”
Así más o menos funcionan los recorridos monopolizados del transporte en la Argentina, mientras los países que nos rodean, mejoran, avanzan, se moderniza, en más y mejores servicios, es este país el transporte colectivo vive en el atraso permanente.
En Balut, están sintetizados casi todas las empresas. Unidades deterioradas, motores ruidosos, TV 16 pulgadas con películas yanquis truchadas de Bolivia, baños malolientes y choferes que no saben de gentilezas para con los viajeros.
Lo importante es llegar
Dicen que lo importante no es la meta, la llegada sino lo es el camino. El que dijo eso no conoce este tramo Salta-La Quiaca. No sabe lo que es viajar sore estas carretas destartaladas. Créanme, en Balut lo más importante es llegar de una buena vez para dejar de padecer el camino. Lo digo con conocimiento de causa.
Está claro que a los propietarios de estas empresas solo le importa ganar dinero y subsistir como sea en tu trayecto monopolizado. Esto no sería lo peor si no fuera porque denigran a sus pasajeros en cada viaje con su mal servicio. Se podría decir que claudicaron en la atención al cliente y sus directivos padecen de mentalidad arcaica.
Tanto el servicio como los choferes se quedaron en lo que de alguna manera en los 70 y 80 era toda una novedad. Pasaron al menos 40 años y todo sigue igual.
Le dan al ruido con las películas yanquis o con una música berreta. No tienen, está roto o se olvidan de poner el aire acondicionado y el panel de luces y aire del portaequipaje está al pedo como bocina de avión porque nada funciona.
En realidad ya nada de lo que tienen dentro esas viejas unidades funciona, ni el distribuidor de agua o café y si el baño está sin olor o algo limpio, uno tendría que dar gracias como una ceremonia a la Pachamama.
Yo le digo el “chahuanquero Balut”, que entra con total paciencia a todos los pueblos de su trayecto, cosa que no está mal quizás porque es bueno para la gente que los habita y para el turismo. Pensar en la opción de un servicio rápido no se les ocurre, porque no debe ser redituable. Hoy tampoco eso existe.
Como viajero en colectivo por países de Latinoamérica, si alguien me pregunta dónde se ha visto que las empresas con el paso de las décadas no modernicen sus servicios, les contesto Argentina.
Claro, con las constantes crisis económicas y vaivenes que vive nuestro país, no podemos pedirles a los empresarios que tenga unidades más modernas o 0 Km, pero sí creo no es inalcanzable tener una mejor atención y un servicio algo más digno.
Lo que no se entiende es como monopolizan el trayecto para llegar a este triste destino. Balut tiene varios horarios convenientes para lograr ganancias. Hay alguno que otra empresa que quizás tiene un pasaje algo más barato, pero viene de Neuquén o de Mendoza y hay que tener suerte para que llegue a las 4 am como reza su horario.
El “chahuanquero Balut”, sigue siendo como un carrusel exótico solo para los turistas extranjeros. Lo era para mi amigo el inglés que en cada cena con amigos contaba su una diversión su experiencia se subirse a ese colectivo por las peripecias que vivía en cada viaje sus unidades.
Estaba claro que lo hacía de manera irónica porque para él era como meterse en un túnel del tiempo y romantizaba sus viejes en “la maldita Balut” porque era algo que imagínense que en el Reino Unido ya no es posible.
Algo inalcanzable hasta ahora
No es posible tener unidades en el estado que todavía hay en Argentina. Sus horarios son estrictos. En las paradas hay pantallas digitales donde pueden verse cómo va descontando el tiempo que falta para que llegue la siguiente unidad en terminales de colectivos que son como aeropuertos.
Ya no existen lo televisores populares, sino pantallas en cada asiento con información de horarios, estado del tiempo, noticias, música, juegos, películas. Auriculares nuevos para todos los pasajeros y para que nadie haga ruido alguno. Wi Fi, enchufe USB para cargar el celular, aire acondicionado o calefacción acorde al estado del tiempo; baños impecables, perfumados con papel para manos, alcohol en gel, servicio de buffet y snacks o comidas incluidas, hasta para un viaje de 3 horas, incluye azafato/a y quienes tratan de “Sir” a sus clientes. Es mucho pedir no?
Andá amigo inglés… venite a este país pero no solo por 15 días a pasear. Venite a vivir aquí, y vas a ver que después no vas reírte o bromear con tu experiencia turística sobre un colectivo argentino y vas a ver que nunca más vas a decir en tono jocoso o irónico “la maldita Balut”.