El abogado Juan Carlos Galli pidió martes 9 de setiembre que el policía retirado Andrés del Valle Soraire sea condenado a la “máxima pena” por el doble homicidio de los jóvenes José Lino Salvatierra y Oscar Ramón Rodríguez, conocidos como “Los Arbolitos”.
“Soraire es coautor de este doble homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía y con el concurso de dos o más personas”, sostuvo el abogado que representa a la madre de Salvatierra y a un hermano mayor de Oscar, Segundo Bernabé Rodríguez.
Galli añadió que el policía preparó el crimen, y con ese objeto el día anterior, 9 de mayo de 1977, fue, “junto con al menos dos policías más”, a la zona del destacamento de El Ceibalito y a la casa del también policía Fortunato Saravia, donde comieron un asado, y luego se quedó en la zona para esperar a los jóvenes, a quienes interceptaron en la ruta nacional 16, a la altura del paraje El Tunal, cuando transportaban carbón desde la finca familiar con destino a la ciudad de Salta, y los mataron a tiros, tras lo cual abandonaron los cuerpos en la ruta provincial 5, en la entrada a la finca Ceibalito.
El abogado describió el hecho y luego contrastó las afirmaciones del acusado, que reconoce haber estado en la zona el 9 de mayo pero sostiene que regresó a Metán a las 6 de la tarde, con declaraciones que lo contradicen. El propio Saravia afirma que fueron a la ciudad de Metán a las 21, y el policía Claudio Pérez, que estaba en un control caminero en la zona, afirma que lo vio ir hacia El Ceibalito pero hasta las 22, hora en que se levantó el control, no lo vio pasar de regreso. Y un medio hermano de Saravia, de apellido Varela, también afirma que los policías salieron de la casa de aquél recién a las 21,30.
Galli añadió que tanto Varela como la concubina de Saravia han referenciado haber visto que el policía tenía sangre, igual que la camioneta. Y recordó el testimonio de Antonio Sandoval, un changarín que viajaba en la caja del camión e identificó al oficial Soraire y al cabo primero Saravia como los autores del doble crimen.
Galli alegó que este hecho es imprescriptible, porque es un delito de lesa humanidad: recordó en tal sentido que Soraire era el jefe del “grupo de tareas” conocido como Guardia del Monte, que estaba bajo la dirección de la Jefatura de la Policía (entonces a cargo del militar Virtom Modesto Mendíaz), la que a su vez respondía a las órdenes del Ejército en Salta (todavía en manos de Carlos Alberto Mulhall). “Era una policía política”, sostuvo. Añadió que los objetivos de los asesinos eran Domingo Nolasco y Segundo Bernabé Rodríguez (hermanos mayores de Oscar), quienes habían visto a miembros de la Policía en el lugar de la Masacre de Palomitas, el fusilamiento de 11 detenidos políticos cometido el 6 de julio de 1976.
“No maté a nadie, no
torturé, no secuestré”
El policía retirado Rafael Rolando Perelló sostuvo ayer que nada tiene que ver con el terrorismo de Estado, que ni siquiera sabía que había actividad de grupos “subversivos” en Metán y que, igual que los familiares de las víctimas, él “también quisiera saber la verdad de todo lo que está pasando” porque en este proceso se dijeron “un montón de mentiras, de cosas armadas” que lo perjudican.
“Jamás en mi vida maté a nadie, ni torturé, ni secuestré a nadie, ni privé ilegítimamente de la libertad a nadie”, aseguró. Dueño de una calma y una prolijidad envidiables, durante dos horas el oficial se dedicó a desgranar uno por uno los testimonios que sustentan la acusación, señalando lo que consideró vacíos y contradicciones. En líneas generales, dijo que para la época de los hechos era muy joven (“tenía 20 años, 21 ó 22, póngale”), solo hacía dos años que estaba en la fuerza, y no tenía poder de decisión.
Se mostró asombrado por las afirmaciones de testigos que dieron cuenta del temor que generaba la Policía con sus operativos y persecuciones. “(Pero) si nosotros los policías vivíamos atemorizados por lo que ocurría en el país. No se tenía tanta información sobre lo que ocurría (…), los jefes no nos informaban”, sostuvo.
Dijo que ni siquiera sabía que hubiera subversión en Metán y que se sorprendió de escuchar en este proceso de “chicos que estaban en el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo)”. También criticó “el desastre que han hecho con el país” quienes gobernaban durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional: “Me refiero a la cantidad de desaparecidos, aunque no sé si será así. Lo que más impacta es la apropiación indebida de los chicos”, se explicó.
Sin embargo, reconoció haber participado del secuestro de Pedro Francisco Nuñez Apaza, aunque dijo que lo hizo como un personal más de la tropa y que el comisario Echenique era quien estaba a cargo. “No sabía realmente dónde íbamos”, se excusó.
Núñez Apaza está desaparecido desde el 19 de mayo de 1976. Fue detenido el 4 de mayo de ese año, junto a tres hermanos, un primo y otras personas que tenían el mismo apellido. Todos fueron alojados en la Comisaría 50 de Metán y fueron liberados de a poco, salvo Pedro, de quien se dijo que había sido trasladado a la ciudad de Salta.
Aunque hizo hincapié en que no la confeccionó, Perelló reconoció también haber firmado, junto al comisario Justo Alemán, una nota por la que el 17 de enero de 1977 recomendaron la reincorporación a la Policía del director de Tránsito Eduardo del Carmen del Valle, que también está siendo juzgado en este proceso. “Esta persona ha colaborado ampliamente con nosotros en la lucha antisubversiva”, afirma la nota a la que el represor Joaquín Guil le dió un rápido trámite.
- Informe Elena Corvalán
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