-*Por Reynaldo Sietecase
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“Kirchner ha logrado el procesamiento de Mauricio Macri”. Esta es la primera frase del artículo que hoy publica en el diario La Nación, Beatriz Sarlo. Apenas leí esa afirmación me zambullí en la nota con la esperanza de encontrar alguna revelación esclarecedora. Me dije: “Sarlo consiguió lo que no pudieron obtener los periodistas ni los asesores del PRO, algún dato clave que demuestra la manipulación de un juez y tres camaristas”. Pero no.
La nota que tiene por título “Un melodrama familiar” sólo se basa en la convicción de su autora, una intelectual prestigiosa, de que el ex
presidente Néstor Kirchner está detrás de ese procesamiento.
La afirmación no está acompañada de ningún dato. Sin embargo, el diario la ubica en la tapa. Esto es apenas una muestra de la degradación del periodismo argentino. Y esto no tiene que ver con la pelea entre el gobierno nacional y los multimedios más concentrados. La falta de calidad y rigor no tienen origen en la puja mediática. Tal vez por eso sean más lamentables. En el escrito de hoy la autora termina hablando de la relación tóxica de Mauricio con su padre y cuestiona la vinculación del Jefe de Gobierno con el Fino Palacios y otros ex policías. Ese entorno –según Sarlo– es el que determinó los problemas actuales que enfrenta Macri. Más allá de su afirmación más atinada: ni Néstor ni Franco quieren aceptar el retiro y la sucesión.
¿Qué está pasando en la Argentina? ¿Las convicciones y los prejuicios se
imponen sobre la información? ¿Nadie se asombra de que se publique un
artículo sin sustento informativo? ¿Y si es así, a quién creerle?
Si Kirchner está detrás del procesamiento hay que demostrarlo. Sería de
suma gravedad. Ahora bien, decirlo sin el más mínimo dato es irresponsable.
En boca de un político es menos extraño que en boca de un intelectual al
que uno imagina sólo atado a sus convicciones e ideas. Sarlo habla como si
fuese Gabriela Michetti. Como socia política. Qué triste.
Estoy en las antípodas ideológicas de Macri, opino además que su gestión en
la Capital Federal no cumplió las expectativas, pero me cuesta imaginarlo
como partícipe de una asociación ilícita. Parece más una víctima de su
soberbia, su impericia y la confusión que arrastra entre lo público y lo
privado. Pero eso es apenas una opinión, una apreciación. Ni lo que escriba
Sarlo ni lo que piense yo tienen importancia.
Por lo pronto, Macri debe explicar muchas cosas. Desde la designación del
comisario Fino Palacios al mando de la Policía Metropolitana hasta las
escuchas ilegales a Sergio Burstein, familiar de las víctimas de la AMIA.
Y, más allá de sus deseos y sus necesidades políticas, tendrá que exponer
ante un tribunal. La justicia determinará su responsabilidad. De ese
proceso dependerá su carrera política. Entonces Beatriz Sarlo podrá
escribir otro artículo pero ya sabremos desde qué lugar escribe.