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La decadencia del Estado y el aumento de la deuda popular

Un mundo de desigualdad

El capitalismo neoliberal que ha reinado sobre la economía Argentina y a nivel mundial desde la década de 1990, aumenta las desigualdades. Un grupo de nuevos gobernantes ahora fomentan la retirada del Estado, aumenta el hambre y la deuda popular.

Esta ideología enriquece a una pequeña minoría de personas a niveles indecentes, mientras deja a la mayoría de una población cada vez mayor a la intemperie.

Las mujeres y las minorías (poblaciones indígenas, población LGBTQIA+, personas racializadas en el Norte, personas con discapacidad, etc.) se ven particularmente afectadas por estas desigualdades.

Frente a esta situación estamos nuevamente estos últimos meses en la Argentina. Otra vez el hambre y la pobreza extrema van en aumento. El Estado anarcocapitalista se retira cada vez más, alimentando el círculo vicioso de la pobreza y la desigualdad.

El periodista Maxime Perriot, describe en la web CDTM (Comisión para la Abolición de Deudas Ilegítimas) como las desigualdades de riqueza (riqueza general) e ingresos en el mundo desde 2021, se está ampliando más que la desigualdad de ingresos.

El 1% más rico posee el 38% de la riqueza, más que el 90% más pobre de la población. En otras palabras, 80 millones de personas concentran mucha más riqueza que 7.200 millones de personas. El 10% más rico concentra tres cuartas partes de la riqueza. “Es indecente”, sentencia.

En este contexto, la ideología neoliberal dominante impulsa la retirada de un Estado que a menudo es el último bastión frente a la creciente brecha entre el 1% más rico y el resto de la población. La tendencia muy clara hacia el desmantelamiento de la función protectora del Estado desde la década de 1980 aumenta y refuerza las desigualdades en la riqueza, los ingresos, las desigualdades de género, la discriminación racial, etc.

El retroceso del Estado se manifiesta de varias maneras: privatizaciones, reducción de los gravámenes obligatorios progresivos, impuestos a las grandes empresas, reducción de los presupuestos públicos en educación y sanidad… Estas políticas neoliberales son llevadas a cabo por la gran mayoría de los gobiernos.

En Europa, también están dictados por los tratados de la Unión Europea que limitan el déficit y la deuda en cada uno de los países miembros. En el sur, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y los Bancos de Desarrollo imponen, a cambio de préstamos, Condicionalidades gobiernos neoliberales con gobiernos que muchas veces son cómplices.

Este declive se aceleró en la década de 2010, bajo el efecto de las políticas de austeridad tras la crisis financiera de 2007-2008, que fueron sinónimo de privatización y, por tanto, de venta de activos públicos.

Además, la reducción de los impuestos a las empresas más ricas y grandes, que ha estado funcionando durante varias décadas en el Norte, reduce los recursos del Estado, por un lado, y aumenta la riqueza privada, por el otro.

Debido a que han reducido radicalmente los impuestos de los más ricos desde las décadas de 1970 y 1980, los Estados se están empobreciendo y reduciendo su capacidad de acción. Instituciones como la FMI y el Banco Mundial están alentando a los gobiernos del Sur a reducir los impuestos de las grandes empresas, al tiempo que aumentan el impuesto al valor agregado. Este impuesto, que afecta a todos en el mismo porcentaje y que afecta proporcionalmente más a los más pobres porque consumen todos sus ingresos, es profundamente injusto.

La retirada del Estado, al aumentar el uso de la deuda privada, enriquece a los capitalistas, a los prestamistas, que son los ricos, a los bancos, a los fondos de inversión, a través del pago de intereses. Poco a poco estamos pasando de un sistema en el que el Estado redistribuye de los más ricos a los más pobres a través de las prestaciones sociales y la financiación de los servicios públicos, a un sistema en el que las desigualdades están destinadas a aumentar porque enriquece a los más ricos y condena a las clases trabajadoras a pedirles dinero prestado y pagarles intereses para vivir.

Este retroceso del Estado exacerba las enormes desigualdades. La concentración del capital, de los ingresos, la desigualdad en el acceso al empleo, el hambre en el mundo y la pobreza extrema: todas estas realidades se exacerban y son inaceptables.

Fuente: www.cadtm.org

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