He visto muchas cosas desagradables en mi vida, pero pocas como la diputada Emilia Orozco, la niña “libertaria” que dice representarnos en el Congreso Nacional. Pocas veces he visto un nivel de brutalidad como el que Orozco se expresa en los medios locales y nacionales.
Orozco, que cobra 7 millones de pesos por ir al Congreso a lavar los trapos sucios de un presidente acusado de estafador a nivel nacional e internacional.
La legisladora con sus verborrágicas declaraciones ensucia la protesta de los miércoles de los viejos que están siendo apaleados, baleados y gaseados por su gobierno por reclamar libremente lo que les corresponde.
En este marco dijo “¿Qué necesidad de estar gastando recurso humano que debería estar cuidando las calles para poder controlar a tres pelagatos delincuentes que van a reclamar nada?”.
Sus dichos son miserables. Millones de ancianos están condenados al abandono porque cobran menos que un salario de indigencia, porque el gobierno al que apoya les sacaron los remedios, porque les están vaciando el Fondo de Garantía del Anses, porque les están quitando hasta el derecho a jubilarse.
Orozco es una real vergüenza para Salta, y los jubilados le decimos que no vamos a callarnos, que no vamos a dejar las calles, que seguiremos luchando contra este gobierno criminal. Y que la vamos a seguir denunciando porque lo único que ella representa es la degradación y la podredumbre política y social que estamos viviendo.
Qué cinismo, qué desprecio al derecho, a la libertad constitucional de protestar; que falta de respeto y humanidad.