La película que el director dijo la hizo a escondidas. En Uruguay se llamó “No a los papelones” y en Argentina se estrena como “El gran simulador”. Es el documental de un argentino que versa sobre la estupidez de los argentinos y tilda de “idiotas” a los asambleístas de Gualeguaychú. Un filme documental que dispara ¿verdades?: Los argentinos: son dueños de la verdad, son intolerantes y xenófobos. Esta es la pelicula “antipiquetera” de Eduardo Montes Bradley quien decidió que su estreno nacional se realice en Salta. Afirmó que hizo esta película porque está harto de la inbecilidad de sus compatriotas y porque los cortes de ruta se deben a la “paranoia de los argentinos”. Este polémico documental se estrenará en el cine Opera, el jueves 18 a las 22.
Es el estreno nacional y se realiza en Salta. ¿Las razones? “Por la negativa contundente de distribuidores porteños, por los miedos infundados mi película encuentra apoyo en Salta, la ciudad que siempre me abrió sus puertas”, afirmó el director Montes Bradley, quien concretó este proyecto con el apoyo de la productora salteña de Norberto “Negro” Ramírez y del sello Contrakultura.
La pelicula tiene una particular y polémica visión sobre el conflicto de las papeleras. El propio director dijo que este problema tiene una causa precisa: “La paranoia de los argentinos con esa eterna sensación de que nos quieren saquear”. El Gran Simulador, fue lanzado en Uruguay con el título de No a los papelones.
En su documental-ensayo, Montes Bradley apunta duramente contra los cortes de ruta. Ya se estrenó durante enero en Uruguay. En ese momento aseguró que no se vería en Argentina porque cuando lo intentó lo “sacaron corriendo”, dijo.
En entrevistas a la prensa uruguaya aclaró que su filme “es una suerte de documental-ensayo y que no es una investigación periodística. Pero no duda en disparar conceptos contra lo que considera una paranoia de los argentinos. En el propio avance promocional del filme (Trailer) no es menos polémico. Ahí aparece el director, en primer plano, y su propia voz, disparando la siguiente desafiante opinión:
“Hace más de dos años que un puñado de idiotas decidió cortar la frontera entre Argentina y Uruguay en nombre de vaya uno a saber qué estímulo paranoico pseudo-ambientalista.
Si no son los los yankis que se quieren robar el agua o los judios que se quieren robar la patagona o los brasileros, las cataratas, o los chilenos, la cordillera. Para los argentinos siempre es el otro: son los chinos pijoteros, los paraguayos que no quieren laburar, los piratas de la reina o los uruguayos contaminadores. Siempre es el otro.”
Según el informe de prensa, el Gran Simulador se inicia “con la intención de contar la historia de Nahuel Maciel, supuesto cacique mapuche que tomó al mundo editorial por sorpresa con sus falsas entrevistas a celebridades de la cultura. Pero descubrir al impostor fue también descubrir a la asamblea ambiental y a los habitantes de Gualeguaychú dispuestos a todo con tal de evitar los supuestos efectos que traería la instalación de dos plantas de celulosa sobre el río Uruguay”.
“A lo largo del filme de Montes-Bradley los impostores se multiplican, la mentira crece. ¿Cómo filmar la escalada de locura desmedida que se desató en poco tiempo? ¿Quién es el gran simulador? Con una actitud sincera, políticamente incorrecta y con mucho humor, Montes Bradley logra el tono necesario para capturar la locura y el sinsentido, el suyo y el de ellos, dándole vida a un ensayo cinematográfico que reúne dos orillas”.
Montes Bradley quien ya realizó otros documentales sobre Cortázar y y Osvaldo Soriano, sostiene que “la clase trabajadora de Gualeguaychú no va a los cortes. A los cortes va la clase media fascista de Gualeguaychú. No hay un pueblo detrás de los cortes de Gualeguaychú.”
Dice que los que vio él en la ruta son idiotas. Que Gualeguaychú es un horror, que no es un provocador y que lo que él quiere es… cruzar la calle; y que cualquier manifestación le impide el desplazamiento.
La sinopsis de su pelicula dice: “El Gran Simulador (No a los papelones) se debate entre un conflicto bananero a punto de convertirse en causa nacional y el coqueteo de los argentinos con la idea de que siempre hay alguien que los quiere perjudicar”.