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En un fallo que reafirma el derecho a la protesta la que es negada por la ministra Patricia Bullrich, la Corte Suprema confirmó ayer las condenas de Rubén Santos del ex jefe de la Policía Federal y Enrique Mathov ex secretario de Seguridad del Gobierno de Fernando de Rúa, por la masacre de diciembre de 2001.

Final de una marginación y censura

jpg_Vernazza_Carlos.jpgCon la columna aparecida el viernes 12 de junio de 2009, en el Diario El Tribuno, titulado “A un año del Mundial: Sudáfrica, ejemplo de desigualdad”, firmada por el periodista Carlos Vernazza, marca el final de una virtual censura y marginación de 11 años bajo la administración operativa de Bernardo Rabinowicz, como jefe de redacción de ese matutino.


El profesor Vernazza como lo llaman sus colegas, fue prácticamente marginado y virtualmente censurado, tras 35 años de labor periodística, en los que llegó a ser Subdirector del Diario El Tribuno, el máximo cargo que puede ostentar un periodista en ese medio.

Su separación del medio ocurrió en los últimos años de la década de los ’90, luego de un masivo despido escalonado de unos 300 trabajadores de prensa, que luego, con Rabinowicz como editor, se convirtió un diario oficialista de la era del gobierno de Juan Carlos Romero.

Durante la etapa «Rabinowicz» -hoy nombrado director de la radio romerista “AM-840”- el periodista Carlos Vernazza fue primero marginado y luego obligado a acordar su indemnización para desvincularse del matutino dirigido por el inefable Eduardo “Tito” Romero.

A partir de su separación de la empresa Horizontes SA, Vernaza siguió por el camino de su pasión periodística ejerciendo como editor de la publicación de la revista de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), lo que le permitió continuar con su profesión, a la vez viajar a varios congresos periodísticos mundiales por varios continentes y descubrir su faceta de notable disertante.

En los últimos años Carlos Vernazza ofreció conferencias internacionales, charlas sobre periodismo, ciudades, países y culturas, como resultado de profundos conocimientos, primero como profesor de Geografía y luego como periodista profesional y amante de los viajes por todo el mundo.

Tras años de disertar en el país, sobre la cultura, la economía y sus atractivos turísticos de países como EUA, Rusia, China, Egipto, y Estados de la Comunidad Económica Europea, prosigue en ese camino por Latinoamérica, con pedidos de nuevas conferencias para periodistas, programadas para los proximos meses de 2009, en Costa Rica, Venezuela y Colombia.

Luego de 11 años de ausencia, el nombre de Carlos Vernazza vuelve a figurar en las páginas del Diario El Tribuno hoy dirigido por un Concejo Editor.

Salta Libre reproduce aquí esta primera nota, tras años de una inexplicable marginación y virtual censura.


A un año del Mundial

Sudáfrica, ejemplo de desigualdad

  • Por Carlos Vernazza, Periodista

La decisión de la FIFA de organizar el Mundial en Sudáfrica,fue y sigue siendo arriesgada. Es un país inseguro, pleno de desocupados, de enfermos contagiosos y con la peor distribución de la riqueza en el mundo.Pero tiene un gran mérito: los poderosos creyeron que su elección, por primera vez, era hacer justicia con un continente pobre, explotado hasta la saciedad y discriminado como ningún otro.

Sudáfrica,con 48 millones de habitantes,82 % de negros y el 40 % de la población desocupada, es el más importante de los 53 países que componen África. Las dos terceras partes son cristianos, conforman veinte grupos étnicos y hablan once lenguas diferentes, entre las cuales el inglés se destaca por su relevancia, fruto de haber sido durante décadas colonia británica.

Asegurar que es un país atípico es casi elemental.Repetir que fue y sigue siendo la tierra de las desigualdades, también.Pero Sudáfrica, la nación de la «eterna esperanza», se diferencia de cualquier otro estado del mundo por varios motivos.Tiene tres capitales: Pretoria, sede del ejecutivo, Bloemfontein, que alberga la capital judicial, y Ciudad del Cabo,centro del poder legislativo.

La patria de Nelson Mandela es el primer productor mundial de oro y de diamantes, el segundo de manganeso y es dueña del 80% de las reservas de platino.

El país hoy

Sudáfrica es contradictorio hasta lo increíble. Posee lo último en tecnología, aeropuertos modernísimos, autopistas por doquier, hotelería semejante a la europea y centros comerciales tan grandes que albergan más de mil comercios. En Ciudad del Cabo, el doctor Chris Barnard realizó en 1967 el primer trasplante de corazón. Los negros tienen desde 1994 el gobierno,pero no necesariamente el poder, al menos el económico, que sigue en manos de los blancos. Casi no hay ejecutivos de color.

No es fácil recorrer este interesantísimo país. Es que la violencia está latente a toda hora y en todo lugar. A las cinco de la tarde cierran todos los comercios y los shopping, dos horas después.Hay que cenar temprano, porque los restaurantes cierran a las 21 y, salvo los taxis, el transporte público a partir de esta hora queda paralizado.La transición del poder se hace a fuego lento y con dificultades. La «nación del arco iris», llamada así por su diversidad cultural, lucha día a día contra un pasado sombrío e imposible de olvidar.

El flagelo del sida

Soweto, a 20 km del centro de Johannesburgo, es la villa miseria más grande del mundo con 5.000.000 de habitantes.Tiene universidades propias y museos recordatorios de la discriminación practicada por los ingleses, eufemísticamente llamada «apartheid».Pero también es el lugar donde nacieron -a sólo una calle uno de otro- y se hicieron famosos dos premios Nobel de la Paz:Nelson Mandela y el Obispo Tutú. Visitar estos sitios hace que uno se sienta pasmado, sorprendido y estupefacto.

El flagelo del sida es imposible de omitir: seis millones de sudafricanos lo padecen, de los cuales más de la mitad son mujeres y 200 mil son niños.El año pasado murieron por esta enfermedad más de 400.000 personas.

La sede del mundial es un país barato, donde el salario promedio es de 500 dólares mensuales, más que interesante teniendo en cuenta que en 27 países africanos el mismo no supera los 120 dólares.

Para nosotros esta tierra es lejana e indiferente, pero para los habitantes de los países vecinos es la meca: allí ganan cinco veces más. No es Europa, tampoco los EEUU, pero están tan distantes que se conforman con trabajar en la nación de la «eterna esperanza».

Los pobres y explotados no tienen la posibilidad de elegir.Tan sólo la de arriesgar.

  • Nota publicada por Diario El Tribuno

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