Basado en el informe especial de DW hacemos foco en la situación latinoamericana y exponemos cómo nuestra generación millennial (nacida entre 1980 y 1999) enfrenta un futuro económico más incierto y limitado en comparación con el de sus padres, especialmente en América Latina.
Este resumen que puede verse en video a través de este link: «Los millennials más pobres que sus padres», que contiene una mirada crítica al contexto social actual pero propositiva, y a la vez de exponer la problemática también remarca los posibles caminos para revertir la tendencia generacional regresiva en nuestra región.
Crítica, diagnóstico y acción
Los millennials no son simplemente “víctimas del contexto”, explica el informe, sino también actores con capacidad transformadora. Pero para que esa potencia emerja, es necesario atacar las causas estructurales de lo que hoy se caratula como estancamiento generacional.
Sostiene que no se trata de “rescatar” a los millennials, sino de repensar el modelo mismo que los empujó a esta situación.
La etiqueta de “generación de cristal” invisibiliza las condiciones sistémicas que impiden su progreso.
Este enfoque, cuyo video contiene también entrevistas a jóvenes latinoamericanos, no solo contextualiza el problema, sino que abre preguntas sobre el futuro del contrato social en la región.
Millennials, entre crisis y resiliencia
Se puntualiza que hay una promesa rota del progreso. A diferencia de generaciones anteriores que vivieron una mejora constante en su calidad de vida, los millennials han crecido en contextos marcados por crisis económicas, políticas inestables y desigualdades estructurales.
La desigualdad como herencia. En América Latina, la movilidad social es más limitada. El acceso a la vivienda, la educación de calidad y empleos bien remunerados sigue siendo un privilegio más que una norma. Muchos millennials aún dependen económicamente de sus familias o deben asumir múltiples empleos para sostenerse.
Hablemos de estigmatización generacional. Se cuestiona si esta generación es realmente “de cristal” -poco esforzada o más frágil que la de sus padres-, o si simplemente enfrenta desafíos más complejos con menos recursos y redes de apoyo.

Metas inalcanzables
La cruda realidad del trabajo y acceso a la propiedad. Hoy comprar una casa propia, alcanzar estabilidad laboral o tener ahorros suficientes son metas cada vez más inalcanzables para los jóvenes de la región, pese a estar mejor formados académicamente que sus antecesores.
Basándonos en el informe de DW y haciendo foco en América Latina, el análisis estructurado tiene ejes clave:
1. Contexto histórico: promesas rotas del progreso
Tras la Segunda Guerra Mundial, las generaciones anteriores en Occidente y ciertas capas urbanas de América Latina experimentaron una mejora continua de bienestar económico.
Esa “promesa de progreso intergeneracional” se rompió para los millennials debido a crisis recurrentes (2008, pandemia, inflación global) que desestabilizaron las economías.
2. La precariedad como constante
América Latina no solo heredó desigualdad estructural, sino que la profundizó. En lugar de garantizar derechos sociales, amplió brechas entre ricos y pobres.
Los millennials de la región enfrentan crisis múltiples: informalidad laboral, sistemas educativos deficientes, bajos salarios y escasa protección social.

3. Trabajo, propiedad y movilidad social
Esta trilogía es la trampa estructural. Pese a ser la generación más educada de la historia, los millennials tienen empleos más precarios y menos oportunidades de acceder a vivienda propia.
La movilidad social ascendente se desacelera, o incluso se revierte: estudiar ya no garantiza progreso económico.
4. Estigma generacional vs. realidad estructural
Se les acusa de ser “frágiles” o “menos trabajadores”, pero en realidad enfrentan un sistema con menos redes de seguridad y más presiones materiales y emocionales.
¿Millennials víctimas del contexto?
La conclusión del informe ensaya también algunas posibles soluciones. Los Millennials no son sólo víctimas del contexto sino también actores con capacidad transformadora.
Posibles soluciones
Pero para que esa potencia emerja, es necesario atacar las causas estructurales del estancamiento generacional, teniendo en cuenta los siguientes puntos:
1. Reconstruir el contrato social
Promover un nuevo pacto intergeneracional que revalorice el rol del Estado como garante de derechos sociales.
Políticas fiscales progresivas que financien salud, educación y vivienda como bienes públicos, no como mercancías.
2. Reformar el mercado laboral con enfoque en derechos
Formalización del empleo a través de incentivos a las PYMES y políticas laborales inclusivas.
Nuevas protecciones para el trabajo digital, freelance y de plataformas, donde habita gran parte de los jóvenes.
3. Garantizar acceso a vivienda y crédito justo
Bancos públicos y programas cooperativos que permitan a jóvenes acceder a una primera vivienda sin endeudarse de por vida.
Regular el mercado de alquileres y prevenir la especulación inmobiliaria.
4. Democratizar la educación: equidad y calidad
Reorientar la educación superior hacia la inserción laboral real, sin perder el horizonte crítico y humanista.
Fortalecer la educación técnica y revalorizar saberes populares como parte del desarrollo social.
5. Activar la participación juvenil
Incluir a jóvenes en los procesos de toma de decisiones públicas. Promover nuevas formas de ciudadanía digital, activismo creativo y economía solidaria como respuestas a la apatía política.