No es un secreto para nadie que el gobierno Argentino a partir del 10 de diciembre de 2015 dio un giro tan drástico como esperado en la macroeconomía del país, abordando típicas recetas neoliberales impuestas por los organismos de dominación financiera, que en la órbita de los medios masivos de desinformación son denominados organismos de crédito.
La estrategia es tan evidente como efectiva. Se imponen endeudamientos imposibles de pagar, muchas veces totalmente innecesarios, con la finalidad inmediata de obtener beneficios directos de las tasas de interés, y también beneficios mediatos surgidos de la imposición de futuros condicionamientos, en particular la apropiación de recursos naturales.
En ese contexto es posible observar las conductas desplegadas por los sucesivos mandatarios de cada país, que en función del mayor o menor alineamiento con ese sistema, demuestran más o menos independencia en las decisiones internas de cada nación, y más o menos autonomía interna en sus actos.
Pero el caso del Estado Argentino y la gestión del ingeniero Mauricio Macri es el emblema más perfecto de la total pérdida de soberanía, la mayor demostración de dependencia de las órdenes que imparte el FMI, y la sumisión desvergonzada y humillante que exhibe el inoperante funcionario cuando participa de eventos internacionales donde los mandamases de la economía lo convocan.
Baste para ejemplificar lo que afirmamos, recordar que el FMI tiene dentro del mismo edificio del Banco Central de la República Argentina, un despacho para su delegado permanente el jamaiquino Trevor Allayne, algo nunca visto en la historia internacional latinoamericana.
En la llamada cumbre del G20 en Osaka esta última semana de Junio, expone otra clara muestra de esa obediencia no debida. Apenas arribado el mandatario Argentino a Japón, debió concurrir a rendir cuentas ante Cristine Lagarde, con sesión de fotos armadas para la ocasión.
En su cuenta personal virtual, literalmente escribió esa funcionaria: «Tuve una conversación muy productiva con el presidente Mauricio Macri hoy en Osaka. Reiteré el apoyo del FMI al programa económico de Argentina, que está comenzando a dar resultados y debería sentar las bases para un crecimiento sostenible»
Por supuesto que esa afirmación no se apoya en ninguna cifra, dato o estadística de cuáles serían a su juicio los mentados resultados que se estarían observando, y su cuenta de tweeter sólo ha revelado otra frase vacía de contenido.
El observatorio de políticas públicas de la Universidad de Avellaneda ha presentado esta semana el informe anual sobre la pérdida de puestos de trabajo en Argentina, haciendo conocer que cada dos minutos se perdió un empleo estable –es decir se generó un nuevo desempleado- la mayoría en el sector privado.
También enseña ese informe anual, que dejaron de pagar el monotributo 116.000 personas, que el salario perdió el 12,1% de poder adquisitivo, y que el 7% de los empleadores piensan reducir su plantilla a corto plazo, con lo que se explica que el índice de desempleo luego de quince años, haya vuelto a ser de dos dígitos, y que el empleo informal alcance casi el 50%.
A su vez el mismo INDEC informa hoy que el consumo de energía a nivel industrial cayó en Mayo de 2019 el 2,2%, y que ya acumula nueve meses de retracción, lo que pinta el panorama crítico de la recesión y achicamiento del mercado interno, otra receta impuesta por el FMI.
De los anticipos financieros de la última imposición usuraria del FMI, que llegó a ser de U/S 39.000 millones, por el llamado Carry Trade (festival de LELIQS) ya se han fugado sólo en lo que va de 2019, U/S 29.000 millones, y la increíble tasa de interés de esos títulos –el 63% anual, la más alta del mundo- avizora una fuga aún mayor, incluidos los U/S 5.400 millones que ingresarán en Septiembre para sortear la transición hasta el recambio de gobierno en Diciembre.
De esta manera se aprecia claramente que por debajo de la cubierta judicial y objetivamente persecutoria de funcionarios de la gestión anterior invocándose situaciones ilícitas –que probablemente existen en algunos casos- se ha montado un sistema de gobierno cuya matriz macroeconómica es funcional a un saqueo programado, exponencialmente mucho mayor a los eventuales casos de corrupción estatal.
De esta manera ese esquema de entrega, nos muestra al presidente de la Nación Argentina cumplir gustoso el papel de subordinado sin límite a un alineamiento impuesto por el Departamento de Estado de EEUU, repitiendo en su media lengua las cuartetas dictadas por un asesor de medios extranjero que también el FMI le ha impuesto.
No todos los ciudadanos tendrán la posibilidad de conocer sobre variables económicas o negocios financieros, pero tener en mente esa imagen deplorable que mencionamos, tal vez podrá servir para que en las próximas elecciones, aunque sea por instinto, la mayoría de la población argentina no se vuelva a tentar de repetir el discurso de esa minoría, que se hizo del gobierno para someterla.
Daniel Tort, abogado y periodista
danieltort052@gmail.com