–Por Antonio Gutiérrez, psicólogo y escritor
Quien vota en blanco vota en realidad por uno de los candidatos, inevitablemente. Quiera o no quiera, beneficia o perjudica a alguno de los candidatos. El voto en blanco existe como simple papel (o falta de papel), pero no como “no elección” por alguna de los nombres en disputa. No hay manera de no involucrarnos en los resultados.
Ni siquiera los que no van a votar, escapan de una elección, ya que están de algún modo votando, eligiendo, favoreciendo o perjudicando, con su ausencia, a algunos de los candidatos. Tratándose del sujeto humano no hay imparcialidad ni posición apolítica ni siquiera posibilidad del silencio ni forma de no tomar partida.
Hay otros amigos que dicen que no les interesa la política. A ellos habría que decirles: no hay sujeto apolítico. El ser humano, por el hecho de ser un sujeto hablante y deseante, es un sujeto político y está todo el tiempo tomando, inevitablemente, una posición frente a las cosas, a la vida, a los otros, al mundo, a la ética, etc.
Decirse “apolítico” ya es una forma de tomar partida y posicionarse frente al mundo, a la realidad, a los otros, etc, es decir, una posición eminentemente política, con sus consecuencias y efectos. El argumento de la izquierda sostiene que ambos candidatos, Scioli y Macri, no se diferencian y que son y representan lo mismo.
Y por eso llaman a votar en blanco. Si la cosa se ve desde los ideales y desde la incondicionalidad de los imperativos utópicos y dogmáticos, en algún punto tienen razón: Scioli y Macri pertenecen a un orden capitalista con todo lo que ello implica.
Pero si lo vemos desde la cruda realidad de todos los días, desde las suertes concretas de quienes viven, trabajan, estudian, crían a sus hijos, etc., Scioli y Macri, por supuesto, se diferencian. No es lo mismo, por ejemplo, pagarle o no pagarle a los buitres, dejar al país en manos de las grandes corporaciones que mantener alguna injerencia del Estado en el manejo de la cosa pública, etc.
Scioli y Macri no son lo mismo, hay entre las dos propuestas grandes diferencias. La izquierda con su voto en blanco votará, quiera o no quiera, por Mauricio Macri y no podrá librarse de esa responsabilidad.
Ya Lacan lo decía, palabras más palabras menos: “Los de la derecha son canallas que producen grandes imbecilidades, así como algunos de la izquierda son imbéciles que terminan cometiendo grandes canalladas”.