El 6 de diciembre de 1974 –pocos días después de que el gobierno de Isabel Perón echara al gobernador Miguel Ragone-, el diario El Tribuno dio la noticia de la integración de una “Agrupación Peronista de Trabajadores de Prensa de Salta”, que en una solicitada publicada en la misma página reivindicaba el papel de la esposa del general en la obra de “reconstrucción nacional”.
La Agrupación cayó pronto en el olvido –quizá lo merecía-, pero antes se dio tiempo para apoyar también la intervención a la Universidad Nacional de Salta, reivindicar una prensa nacional y denunciar la distorsión de la información sobre el gobierno de Isabel Perón.
Según consignó el diario de Roberto Romero en su página central, la agrupación de periodistas peronistas había sido conformada, entre otros, por Eduardo Figueroa –el titular-, Tomás Mena, Gregorio Caro Figueroa, Aristóbulo Wayar y Andrés Mendieta, y se había constituido en un acto en la sede de la UOM Salta, con la presencia del secretario general de ese gremio, Mario Amelunge, y de José Isidro Correa, recién nombrado secretario de prensa del interventor de Salta, Alejandro Mosquera.
El primer pronunciamiento de la Agrupación que publicó textualmente El Tribuno se titulaba “El pueblo que recuperó el poder aspira a tener una prensa nacional”, y urgía a fortalecer “desde todos los ámbitos el triunfo popular y consolidar la obra del general Perón, que encuentra en la compañera Isabel a su más fiel y consecuente continuadora”.
En su larga solicitada, los periodistas peronistas no aclaraban a qué “triunfo popular” aludían. Y aunque podía entenderse que era el de septiembre de 1973 cuando la fórmula Perón-Perón ganó con más del 62% de los votos, también el contexto invitaba a pensar que, para la agrupación, la misma intervención contra Ragone dispuesta por Isabelita era un triunfo del pueblo y uno de los pasos necesarios para la reconstrucción nacional.
La presencia de Correa en el primer acto de la agrupación indicaba claramente que la intervención de Mosquera pretendía una prensa que lo apoyara y que esos días lo había logrado con una agrupación de periodistas militantes fundada en un espacio gremial –la UOM- que había socavado el poder de Ragone, y con la connivencia de El Tribuno, que había hecho lo mismo.
En la solicitada, los periodistas “peronistas – isabelistas” dedicaron largos párrafos a cuestionar la prensa anti nacional que no sólo minaba, a su particular juicio, “la moral y la conciencia nacional” sino que también apuntaba a la “destrucción del hombre argentino”, obra que era hecha sobre todo por los agencias internacionales que se empeñaban en ocultar lo positivo de la reconstrucción nacional que había iniciado Perón y continuaba Isabelita.
Pero el lector de aquellas épocas podía entender con facilidad que, si había que seguir el criterio de los periodistas peronistas, el diario El Intransigente que se oponía a la intervención a Ragone, al igual que las agencias internacionales de noticias también se dedicaba a distorsionar la información y a ponerle obstáculos a la reconstrucción nacional.
Pese a la vehemencia de agrupación, la noticia de su constitución aparentemente causó una única reacción, la de quien había sido secretario de Prensa de Ragone, Juan Carlos Villamayor. En una solicitada publicada el 8 de diciembre cuestionó que en el acto de la UOM el secretario de prensa de Mosquera se hubiera dado licencia, delante de Caro Figueroa y Mendieta, para criticar la gestión de Ragone en lo relativo al manejo de pautas publicitarias.
En esos días de diciembre de 1974 –hace precisamente 39 años- el gobierno de Isabelita disponía también la intervención de la Universidad Nacional de Salta, con la que asumió Francisco Villada en lugar de Holver Martínez Borelli, un hecho que no escapó al juicio de los periodistas peronistas.
En un comunicado que El Tribuno publicó el 9 de diciembre, la Agrupación que presidía Figueroa reconoció en Villada a un “auténtico peronista capaz de otorgar a la Universidad los lineamientos necesarios para encauzarla dentro del Plan de Reconstrucción Nacional con el que tanto soñó el general Perón”.
Lo curioso es que, si bien Holver Martínez Borelli había asumido en la Universidad en los últimos días de la dictadura de Lanusse, primero Cámpora, y después el propio Perón lo habían ratificado y mantenido durante todo el tiempo que duraron: según los periodistas peronistas, Perón había tenido en todo caso, con Martínez Borelli, un sueño equivocado. Era hora de corregirlo.
Todo eso ocurrió hace, estos días de diciembre, 39 años. Y aunque se merezca una última crónica, ya todo es historia.
- Andrés Gauffin, periodista
afgauffin@hotmail.com