- Por Reynaldo Sietecase
Mariano Ferreyra tenía 23 años y desde su militancia política –equivocado o no– pretendía un país más justo. Una bala detuvo su sueño. Y mientras los asesinos gozan de amparo y los miserables de uno y otro lado tratan de sacar algún provecho político de esa muerte, vale la pena hacernos algunas preguntas:
-¿Por qué la democratización del modelo sindical argentino, a todas luces autoritario y violento, no está en la agenda de la política?
-¿Por qué nadie hace nada para detener la violencia intersindical? (Desde el 2006 murieron cinco personas y medio centenar resultó con heridas en enfrentamientos gremiales).
-¿Por qué José Pedraza, que participó activamente de la destrucción del Ferrocarril, sigue siendo el Secretario General de la Unión Ferroviaria? (Cabe recordar que fue menemista, duhaldista y hasta se dijo kirchnerista).
-¿Por qué sigue haciendo negocios con el Estado?
-¿Por qué, como muchos otros capitostes gremiales, es millonario?
-¿Por qué una dsiputa gremial, por salarios y reicorporaciones, se dirime en la calle y no en el Ministerio de Trabajo?
-¿Por qué la Policía no logró realizar ninguna detención si estaba cerca del foco de la pelea?
-¿Por qué los barras bravas nutren a las fuerzas de choque sindicales?
-¿Por qué los dirigentes del Partido Obrero, el MRT, Quebracho y otras organizaciones impulsan a los jóvenes militantes y estudiantes a concurrir a los conflictos gremiales aun cuando saben que habrá violencia?
-¿Por qué los alientan a la acción directa?
-¿Por qué los dirigentes troskistas argentinos siguen apostando a que “cuanto peor mejor”?
-¿Existe alguna relación entre el acto multitudinario y pacífico del viernes pasado en River con la violencia inusitada que terminó con la vida de Mariano Ferreyra?
-¿Por qué los Gordos de la CGT siguen dispuestos a defender sus privilegios a sangre y fuego?
-¿Por qué es tan fácil golpear o asesinar cuando se cuenta con amparo político o sindical?
Se podrían elaborar muchas preguntas más. Cada quien puede agregar las suyas.
El problema de Argentina no es la violencia, ni siquiera el delito o la corrupción que atraviesan a la sociedad. El problema de la Argentina es la impunidad. La impunidad es el karma nacional. La lacra a remover. El lastre que nos impide avanzar hacia un modelo pleno de justicia y libertad.
Es imprescindible que los asesinos de Mariano reciban el castigo que se merecen. Es necesario saber quienes y por qué volvieron a teñir de sangre las calles.
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