El rock salteño hizo su aporte solidario a la causa por los inundados. Una multitud de jóvenes se agolpó a las puertas de la Casa de la Cultura, pero sólo 500 personas (capacidad máxima de la sala), pudieron ingresar. Todos contribuyeron con víveres para los damnificados del Chaco Salteño. Se juntaron más de medio centenar de cajas llenas de mercaderías destinados al Norte, para un próximo envío que será canalizado y coordinado entre la Dirección de Gestión Cultura y la Secretaría de la Juventud.
El recital, de más de dos horas de duración, se desenvolvió en un clima de festejo, libertad y solidaridad; no estuvieron ausentes las canciones con críticas juveniles a los adultos y a la política. “Estuvo bueno participar y ayudar a los inundados de siempre, porque éste es un problema que tiene años. Sería bueno que de ahora en más los políticos se acuerden de nosotros, los jóvenes que existimos y que también necesitamos que haya más lugares para tocar y apoyo para poder crecer”, dijo uno de los integrantes del grupo El Barco del Abuelo.
Tanto los representantes de las seis bandas que participaron como los organizadores del festival “Rock Solidario”, coincidieron en que la convocatoria fue un éxito y que se renovó el idilio de la juventud. “Se cumplieron los dos objetivos planteados: contribuir a una buena causa y abrir un espacio que estaba cerrado para la expresión de los jóvenes”, expresó Verónica Ardanaz, de Gestión Cultural.
Luego de varios años, la sala Juan Carlos Dávalos de la Casa de la Cultura, el jueves volvió a abrir sus puertas a la juventud aficionada al rock and roll. Abrieron el espectáculo los adolescentes de Los Gauchos de Acero, con su heavy metal norteño contudente.
Siguieron: Fe Crew, que trajo el baile callejero y un hip hop contestatario. Descanso Eterno, presentó un rock pesado con reminiscencias clásicas. Gardenia y sus siete integrantes pusieron el buen toque de nivel musical, con laboriosa fusión rockera y eclécticos sonidos norteños.
El clima subió con El Barco del Abuelo, que abrió paso al baile reggae, marcada percusión y ritmos electrónicos; y Luca Makonia con su ácido punk, hizo explotar entre sus aficionados la furia contenida. Final alto en la noche del jueves y todos contentos se retiraron luego de haber visto cumplidas con creces las expectativas.
- Texto: Prensa de la Secretaría de Cultura
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