El viaje programado de esta semana de Mauricio Macri a los EE.UU, para reunirse con el presidente norteamericano Donald Trump, tiene para todos los Argentinos una significación muy particular.
No puede pensarse ni por un instante que el esquema protocolar de ambos mandatarios deje nada librado al azar, y así, cada palabra, cada gesto, cada sonrisa y las intervenciones han sido previamente estudiadas y calculadas.
Hasta la consabida fotografía que en forma idéntica se toman de frente en los mismos sillones de siempre y donde todo espectador está pendiente de quién le pone la mano en la rodilla a quién.
El diario Página12 acaba de publicar bajo el título “Una historia de sometimiento” una inteligente crónica de cómo el entonces presidente Bush palmeaba la rodilla de Fernando De la Rúa en noviembre de 2001, ningunéandolo gráficamente, y cómo el ex presidente Néstor Kirchner lo primereaba dos años después con la misma táctica.
Y es que la figuración diplomática está revestida de gestualidad y simbología, y las frases medidas de cada uno de los protagonistas pintan el panorama de cada encuentro y marcan las diferencias.
Que el anfitrión haya manifestado que nuestro presidente es un gran líder y con el cual mantiene una gran amistad desde hace un cuarto de siglo, jamás puede ser tomado como un elogio aislado, sino que debe valorarse dentro del contexto de todo el diálogo.
De esta forma se puede advertir que Trump se expresó de esa manera, no sin antes afirmar su beneplácito por las reformas políticas y económicas recientemente implementadas por el Gobierno de la Argentina, que han mejorado el clima de inversiones.
También se debe tener en cuenta que elaboraron un documento conjunto que en Argentina se dio a conocer a las 14 horas del jueves 27 de Abril, donde ambos mandatarios manifestaron su fuerte preocupación por la deteriorada situación en Venezuela.
En el mismo texto con ampulosas frases previas y de intercambio de elogios, sus suscribió un párrafo para alentar el compromiso por la expansión del comercio y las inversiones.
Los Argentinos ya hemos vivido y no podemos cometer el error, de no recordar que no hace muchos años tuvimos que soportar la época en que al entonces presidente constitucional del país, se lo elogiaba continuamente por el gran pragmatismo financiero, por el esquema de desregulación, la privatización de las empresas del Estado, la descentralización, y sobretodo el drástico cambio de las relaciones internacionales particularmente con los EE UU.
A partir del año 1989 y de la mano del inefable Domingo Felipe Cavallo debimos afrontar lo que este traidor serial afirmaba: «recrear las instituciones económicas (nacionales) era una determinación que no podía carecer de correlato en materia externa» . (Discurso pronunciado en el Consejo Argentino de Relaciones Internacionales (CARI), Síntesis de 19 meses de gestión -8/7/91 al 31/1/91-).
En esos mismos tiempos en forma descarada y simultánea, el entonces canciller Di Tella bautizaba la sumisión y la entrega bajo la famosa sentencia de las relaciones carnales.
Como los planes de sometimiento y dependencia de la economía que el imperio dominante del mundo lleva adelante en todos los países en que se lo permiten no son improvisados, ya en el mes de Febrero de 2016, la calificadora de riesgo Standard and Poor’s que hasta tres meses antes emitía documentos catástrofe sobre la Argentina, le mejoró la nota de la deuda en pesos.
Pero ese regalo estrictamente repentino estaba literalmente condicionado a sus recomendaciones, que indicaban que la política de ajuste del gobierno de Mauricio Macri avanzaba en dirección adecuada para sanear la macroeconomía.
Pero en el mismo comunicado resaltaba que las propuestas de corte ortodoxo de la nueva gestión que en ese momento eran bien recibidas, prosperarían si se lograba contener el reclamo salarial por debajo del 25 por ciento para moderar el proceso inflacionario. Es decir el ajuste lo harían los trabajadores, y la desocupación debía subir al 9,5% -por lo menos-.
Por eso ver a nuestro presidente sonriente y sometido a los caprichos de la primera potencia económica de América, prometiendo a los inversores petroleros que garantizará sus inversiones en Vaca Muerta con las mismísimas regalías de la explotación de gas no convencional y petróleo, no puede generar más que una enorme preocupación y asombro, de ver y comprobar cómo es que volvemos a repetir el esquema carnal que tanto mal nos hiciera.
De paso y colocando como tema principal de la agenda la situación de Venezuela, quedó claro que será el gobierno argentino el que deberá continuar con el protagonismo desestabilizador de ese país, y por ello haber recibido en la Casa Rosada a la esposa de Leopoldo López a fines de marzo pasado, antes de este viaje, tampoco es una casualidad.
El retorno de Macri a la Argentina cargado de alabanzas sobonas y de gestos de admiración por su conducta, nos recuerda inevitablemente el sabio aforismo que insinúa el título de este editorial, dime quién te alaba y te diré quién eres .