En el torbellino lleno de desconsideración desatado sobre el doctor Carlos Fayt, me pareció que hasta se le achacaba haber demostrado cierta dificultad para descender del automóvil cuando días pasados concurrió al acuerdo de la Corte Suprema de Justicia.
De inmediato pensé en Franklin Delano Roosevelt, cuatro veces electo presidente de los Estados Unidos pese a la imposibilidad para movilizarse, como que en tantas fotografías se ve al estadista impulsor hacia 1933 del New Deal en silla de ruedas; y ello a consecuencia de la poliomielitis sufrida en 1921.
También escuché a un diputado del oficialismo sospechar de la capacidad de audición del ministro Fayt, olvidando sin duda que Sarmiento era sordo cosa que no opacaba su genialidad incluso política. En lo que hace a la longevidad de los miembros de nuestra justicia, sólo quiero recordar aquí al doctor Sadi Conrado Massue.
Lo menciono porque en su hora representó un símbolo de probidad y eficiencia ese primer Fiscal de Investigaciones Administrativas: un antiguo juez nacional y más tarde alguien de extenso desempeño en el citado organismo entre 1962 y 1981, por cuyas investigaciones sufrió amenazas de la triple A, entre otras mafias.
De igual modo, a nivel mundial, “pecaron” de alta edad en el ejercicio de funciones públicas en el siglo XX, Charles De Gaulle, el canciller de Alemania en la posguerra Konrad Adenauer, el artífice de la modernización de China: Deng Xiaoping o los presidentes de Italia Sandro Pertini y el recientemente renunciado a las puertas de sus noventa años Giorgio Napolitano, por no enumerar otros varios casos.
Sin embargo de esa “falta” fueron absueltos por sus pueblos.
- Carlos María Romero Sosa