-*Por José Acho
Asistimos a un vergonzoso y humilante recurso del circo electoral-empresarial implementado por el candidato Alfredo Olmedo en su recorido electoral por barrios empobrecidos de nuestra Salta. A esta altura de tamaña desverguenza, creemos que debe existir o se debe buscar algún recurso legal o impedimento para las extralimitaciones de connotaciones denigrantes en una campaña política.
El planteo sería encontrar una traba o imposibilidad electoral para aquellos empresarios devenidos a seudopolíticos intercambien “sorteos x votos” como sistema para atraer gente a los actos. Y la razón es que asistimos a un nuevo recurso denigrante e inmoral que va un paso más allá del también miserable “bolsón alimenticio”.
Este “acto político” debería ser declarado ilegal porque convierte a una campaña política en una suerte de promoción empresarial o comercial, donde se dejan de lado las propuestas y proyectos del candidato, a cambio de sorteos de motos y autos por apoyo electoral. La intención no es convencer a los electores con ideas, sino atraer “clientes” a un show con premios, contrariamente a lo que alguna vez fue un verdadero mitin de propuestas políticas.
La nueva metodología de Olmedo, desvirtúa el noble objetivo de participación política por el interés de superación social y lo transforma en un emprendimiento empresarial, en el cual la ventajas del candidato no son las mejores ideas y proyectos, sino la riqueza de recursos económicos.
Los actos de Olmedo en los barrios periféricos son entonces, una cierta tómbola amarilla con premios; un show político inmoral por sus intenciones aviezas para con la gente humilde y necesitada; objetivo para nada casual porque el recorrido que apunta a los barios más empobrecidos de Salta.
De esta forma, este sector social acorralado por las necesidades son inducidos a participar de esta ostentosa producción política propia de un espectáculo con artistas, luces y pantallas gigantes de ultima generación, a través del cual el público, con la ilusión de ganar una moto o auto, participa de la parafernalia de ese show político perverso.