Esta semana si las clases no se inician, la problemática educativa por la que atraviesa la siempre castigada Escuela de Música de la Provincia “José Lo Giudice”, amenaza con convertirse en un escándalo. Desde el Ministerio de Educación no dan soluciones. La situación de la enseñanza dividida entre dos edificios derruidos es vergonzosa. Son 1.300 alumnos que están muy enojados y esperan varias respuestas de las autoridades de la escuela.
Se hicieron denodados intentos por hacer parecer que todo “está bajo control”, pero no es así. Hay amenazas de cortes de calle y protestas por un conjunto de hechos administrativos y además por la “increíble” destrucción de la escuela, esta vez, para sacar los pianos (¿…?)
El alumno Marco Dallacaminá, este año es vocero de los manifestantes.
El viene denunciando públicamente el mal estado de la escuela desde el año pasado. Explicó a Salta Libre la problemática y las consecuencias de lo que parece un sistemático proceso de destrucción de la enseñanza pública musical.
El viernes previo a la manifestación y corte de calles en Zuviría esquina Belgrano, apareció la funcionaria Zulma Carrió. Dio toda clase de explicaciones desde las 18.30, en una reunion con el rector y los docentes, sin conocer la situación de fondo.
Los estudiantes igual no creen que hayan llegado a una solución, por eso esta noche después de las 19 horas, adelantaron que tomarán la misma medida de protesta. Además pidieron al rector Carlos Uriburu Rivas, que hoy rinda cuentas a los alumnos de lo que se hace con la plata de la cooperadora.
Durante años no se puso un peso en el mantenimiento. El edificio ya de por sí estaba destruido por la falta de mantenimiento. Ahora con las intensas lluvias, el deterioro es superior y peligroso para la integridad física del alumnado.
División académica forzada
Por la superpoblación de alumnos este año la escuela se dividió en dos. En el edificio de la Zuviría quedó la enseñanza académica y en otro edificio de calle España al 700, la enseñanza musical. Ambos edificios no están en buenas condiciones edilicias. Para colmo de males, la división no fue del todo benigna.
Los años de desidia y lluvia hicieron su parte. Pero hace poco, la decisión de las autoridades de demoler las paredes y escaleras para el traslado de los pianos, dañó aun más la endeble estructura de la escuela.
A esta altura, luego de ese destructivo traslado, el edificio no presenta ninguna seguridad para sus moradores. Se tiraron abajo paredes y escaleras, se rompieron puertas, se golpeó duramente la estructura para lograr sacar los pianos.
Pero eso no es todo. A esta altura del año están todavía sin clases. Hoy los alumnos tienen asamblea. Se juntarán nuevamente para organizar su Centro de Estudiantes y exigir explicaciones del rector Carlos Uriburu Rivas. Luego a las 19, si no los convencen los argumentos y las soluciones, saldrán a la intersección de Zuviría y España para hacerse escuchar una vez más.
Deterioro del edificio
Se trata de un añejo edificio que con el paso de los años fue deteriorándose irremediablemente. No hay registros de un mantenimiento serio durante los últimos 10 años. La escuela tiene una matrícula de la Institución asciende a más de 1300 alumnos, que debían asistir a una escuela con menos de 30 aulas, solo 2 baños, sin calefacción en invierno y hacinados en verano.
Los instrumentos musicales no están en buen estado, su ciclo está cumplido, pero aun se utilizan. La biblioteca que es una lágrima. No hay matafuegos, ni una salida de emergencia, ni escaleras en buen estado.
Según relata el alumno Marco Dellacamina, “esta era la situación hasta diciembre del año pasado. Sin embargo, las lluvias del verano hicieron colapsar totalmente el edificio. La instalación eléctrica, que ya era deficiente, pasa a ser un peligro para todos nosotros. Con el nuevo gobierno, se estaba negociando el edificio de la calle Caseros, donde funcionaba la Biblioteca Provincial, sin embargo este fue negado. Las autoridades de la Escuela encontraron un nuevo edificio que Educación le alquiló, ubicado en España 747. El problema es que este edificio no tiene ni luz, ni agua”, explicó.
“No obstante, el rector Carlos Uriburu Rivas ordenó que se trasladen todos los pianos de la calle Zuviría a la calle España. Para sacarlos tuvieron que romper paredes, marcos de puertas, mampostería, escaleras, etc. Es decir, lo poco que todavía estaba más o menos en pie, se demolió a golpes. Por otra parte, no me imagino el estado en el habrán llegado a la calle España los pianos (que ya estaban deteriorados)”.
Peligro derrumbe
“Respecto al edificio de calle España, se trata de una casa, que nunca estuvo prevista para una escuela. Cuenta con escaleras inestables, por lo que no es seguro subir a la planta alta. Los techos son altos y las paredes no son apropiadas, lo que perjudica notablemente la acústica, haciendo imposible dar clases tanto en un aula, como en el aula vecina”, dijo el vocero del alumnado.
“He omitido detalles, como que el balcón de la calle Zuviría tiene del lado de adentro un cartel que dice “peligro de derrumbe”, o que el techo del aula de percusión se desprendió, o que una profesora tuvo que poner dinero de su bolsillo para pagar la pintura de su aula, etc, etc.”
“A esto se le suma una gestión administrativa deficiente. Por orden del rector, Carlos Uriburu Rivas, nadie puede inscribirse sin pagar la cooperadora, que, como la palabra misma lo dice, es para cooperar, y no obligatoria.
“Cualquier persona que no posee los medios para pagar los $70, debe escribir una nota dirigida al rector pidiendo la exención de tal pago. Una vergüenza Y, para que la situación sea extrema.
¿Cuánto es $70 x 1300 alumnos? Mucho dinero, ¿no? Bueno, este dinero no se ve reflejado en el mantenimiento del edificio”.