Ninguna reforma electoral es ingenua y no existen motivos para apartarnos de la premisa en estos tiempos. Se consentirá nuevamente el uso distorsivo de losneolemas? Parece dudoso considerando que en las boletas ya no estará Urtubey traccionando a progresistas y conservadores. Habrá que aguzar el ingenio para contener a todos los actores de la alianza que deberán buscar bancas cada uno por su lado.
El Ministro de Gobierno anunció esta semana el inicio de una ronda de entrevista
con expresiones partidarias y sociales para concretar una reforma política en la
segunda mitad del año. La decisión aparece como acertada en tanto se corresponde con la indiscutible necesidad de mejorar el sistema democrático en la provincia y,también, con una de las tantas promesas vertidas durante la etapa proselitista.
Durante el segundo mandato romerista, en el año 2.002, el entonces titular de la cartera y actual diputado nacional Alberto Salum, conformó una comisión de acción política con nueve representantes del PJ, tres del PRS y uno por la UCR. En aquel momento participé representando al radicalismo salteño, mientras que el PJ envió entre otros- a Guillermo Martinelli, Manuel Santiago Godoy, Pedro Liverato y Francisco Ibáñez. El PRS tuvo entre sus emisarios a Juan Agustín Pérez Alsina y Raúl Bartolomé García.
Los debates se centraron en la necesidad de cumplir con la disposición transitoria
décimo cuarta de la Constitución Provincial, que en 1.998 fijó un plazo de cinco
años para modificar los artículos 56 y 94 de la Carta Magna, estableciendo que debía asegurarse la igualdad del sufragio de los ciudadanos, la representación de las minorías y que la distribución de las bancas de diputados debe ser proporcional a los votos obtenidos por cada partido político.
La temática interesó a varios legisladores que enriquecieron los debates con
proyectos que iban desde la reformulación de la ley de departamentos -sancionada en base a la demarcación de las viejas estancias- hasta la introducción de un sistema de tachas. Santos Jacinto Dávalos, como vicepresidente del Colegio de Abogados y Procuradores de Salta publicaría también una interesante contribución.
Mientras los justicialistas pregonaban las bondades de la lista sábana de 60
diputados con toda la provincia como distrito, los renovadores proponían el sistema mixto alemán que consistía en elegir un diputado por cada uno de los 23
departamentos y los 37 restantes en distrito único. La postura que me encomendó la UCR – y que finalmente logró el consenso de la mayoría- pretendía la división de la provincia en cuatro circunscripciones, de manera similar a como se había dispuesto para las elecciones realizadas en Salta el 11 de Marzo de 1.973.
Las conclusiones involucraron la sugerencia de derogación de la ley de lemas –que en poco tiempo dejó de regir en Salta- y la división de la provincia en
circunscripciones. El documento que firmamos una tarde en la sede de Mitre 23 nunca fue publicado por no resultar conveniente para el Partido Justicialista. Las
fuerzas políticas de oposición fueron manoseadas en aquel entonces.
El financiamiento de las campañas no ha podido transparentarse y el piso electoral configura un obstáculo importante para partidos minoritarios desfinanciados. Las mandas de los constituyentes exhiben una mora de más de un lustro. Por ello, la discusión de la representatividad debe ser reinstalada.
La inequidad de la representación mostraba casos sorprendentes como el de La Poma, que con poco más de 800 votos logra incorporar un senador y un diputado, mientras que un senador por capital requiere más de 80.000 sufragios y un diputado más de15.000. Desde que recuperamos la democracia en el ´83, el que saca un 40% de votos tiene posibilidades de alzarse hasta con un 70% de las bancas legislativas. Como se ve, el esquema vigente exhibe notorios vicios y la obediencia partidaria ha devaluado a una Legislatura Provincial de engañosa conformación.
La cuestión tampoco pretende el aritmético y mezquino cotejo entre La Poma y la
Capital –que podría malinterpretarse como una actitud centralista- sino poner de
resalto que los defectos de formación de cuadros muchas veces se traducen en
diputados y senadores que hacen de meros gestores de becas, pensiones y bolsones para localidades cuasi-abandonadas. A cambio de estas prebendas se ven obligados a trocar sus votos en el marco de un espúreo proceso de gestación o consolidación de “mayorías automáticas”.
Actualmente la provincia padece de manera potenciada la crisis de los partidos
políticos que caracteriza a la Argentina. La normalización enfrenta a los sectores
internos del justicialismo, mientras que una alianza heterogénea ha licuado el
sistema de pesos y contrapesos que exige la presencia de una oposición.
Mientras algunos sectores del PJ buscan con denuedo que Urtubey se reincorpore formalmente a sus filas, los socios del frente electoral triunfante prefieren continuar el tránsito por una híbrida concertación en la que solamente se discute la coparticipación de cargos pero no el co-gobierno. El mandatario busca una estrategia electoral para este intríngulis que coloca en el mismo lodo a romeristas, renovadores y kirchneristas.
Ninguna reforma electoral es ingenua y no existen motivos para apartarnos de la
premisa en estos tiempos. Se consentirá nuevamente el uso distorsivo de los
neolemas? Parece dudoso considerando que en las boletas ya no estará Urtubey
traccionando a progresistas y conservadores. Habrá que aguzar el ingenio para
contener a todos los actores de la alianza que deberán buscar bancas cada uno por su lado.
Es que, quieran o no, la transversalidad cayó herida de muerte luego de que el kirchnerismo se decidiera a copar al peronismo y, en estas tierras, luego de que Romero y el nuevo mandatario pactaran convivencia y espacios de poder. Marocco no ha fijado temario alguno, ni ha informado el modo en que se canalizarán los aportes de los partidos.
Tampoco exhibió la agenda de invitados, aunque no resultó saludable que los primeros convidados fueran una porción inorgánica de una expresión política. Nada más que buenas intenciones se pregonan y, casi obligados, debemos creer que el ministro tiene un proyecto…