El panorama político Salteño para las próximas elecciones aparece claramente definido para el gobernador Juan Manuel Urtubey, que, salvo algún acontecimiento inesperado o algún vuelco ocasional imprevisto, se avizora que ganará sin chicote.
Este estado de cosas no es fruto de la casualidad ni mucho menos por supuesto, sino que es el resultado de la hábil estrategia del joven mandatario, que desde el mismo inicio de su gestión –y aún antes en el caso de los renovadores- logró cooptar las estructuras a las que pertenecen o pertenecían los eventuales competidores y en la línea de la llamada transversalidad aceptó postulantes y colaboradores de los cuatro puntos cardinales, prodigando a diestra y siniestra cargos políticos y presupuestarios, que siguen poblando diariamente el boletín oficial con decretos de designación o de renovación de contratos.
El dicho popular “no hay peor ciego que el que no quiere ver” se podría aplicar perfectamente a todos estos acólitos de la política local, que con tal de mantener el tan ansiado carguito al que han podido llegar a base de succionar calcetines o portar apellido -en el caso de los que ya han podido tener algún nombramiento. Mientras que los que no lo tienen aún, para poder lograr por fin la chance de acceder a alguno son capaces de cualquier cosa, pero principalmente ésta actitud de no querer ver para no tener que rebobinar.
En esa comedia de disimulo se confunden conservadores, renovadores, radicales, socialistas macristas, midistas, demócratas cristianos e independientes, todos ellos supuestamente opositores al denominado kirchnerismo nacional. Algunos hablan pestes del supuesto autoritarismo de la Presidenta -antes aludían a su extinto marido-, otros rechazan la política de derechos humanos y otros hasta se oponen al modelo de economía nacional que lleva adelante el oficialismo. En fin, se diferencian unos de otros en el tenor de las críticas pero todos coinciden en apoyar al mandatario salteño. Tanto es así, que muchos se han allanado a participar de las elecciones con listas colectoras, las cuales apoyan tanto al joven gobernador como al actual intendente de la Ciudad, que como se conoce entre ambos mantienen una estratégica sociedad institucional.
Ninguno quiere mirar la realidad. Todos prefieren mentirse a sí mismos y para mantenerse en esa línea de mediocridad tratan de disimular el casi explícito alineamiento nacional del mandatario salteño. En el único lugar del país donde todavía se duda o se pretende dudar del encasillamiento kirchnerista de Juan Manuel Urtubey, es en Salta.
Pruebas al canto. El martes 11 de enero de 2011 el folclorista conocido como “Chaqueño Palavecino” se presentó en el festival nacional de Jesús María que batió récord de entradas vendidas y hasta se decidió suspender la doma para que el público pudiera vitorear desde el campo a su ídolo. Ni lerdo ni perezoso el joven gobernador se hizo presente esa noche, viajando desde Pichanal, a donde había estado durante todo el día poniendo parches de urgencia sobre la desnutrición, que como fenómeno endémico vive y reina en la zona, y que el diario de su novísimo enemigo se empeña en resaltar día tras día.
Su llegada fue anunciada por el periódico local La Voz del Interior como el arribo del ferviente kirchnerista (literal) junto a la figura de otro no menos obsecuente mandatario provincial, el gobernador sanjuanino José Luis Gioja. Desde allí partió nuevamente –siempre en el tan cómodo y para él barato y funcional avión de la Provincia de Salta- hacia Buenos Aires para integrar la comitiva oficial que rodea a la Presidenta en el viaje a los Emiratos Árabes.
Esa designación, que depende exclusiva y excluyentemente de la misma señora Cristina Fernández, no indica ni alejamiento ni rivalidad con los invitados sino todo lo contrario y es esperable que luego de los vanos y estériles días en aquellos lares, los que viajan a firmar convenios que nunca se cumplirán -la hija de la Presidenta es la única que tendrá un beneficio concreto ya que podrá conocer el valle de Luxor con viáticos oficiales- retornen más unidos y cercanos que antes.
Es decir señores de la política salteña, para que no les quede ninguna duda de lo que expresamos, el gobernador de Salta volverá más kirchnerista que antes, más cercano a la Presidenta y tal vez en franco ascenso en su carrera a integrar la fórmula presidencial en el mes de octubre de 2011. Claro que si eso finalmente sucede, y no es una mera probabilidad ni mucho menos, ya no tendrán más posibilidades de seguir fingiendo nada. Tendrán eso sí una opción final inevitable: seguir haciéndose los distraídos –opas en léxico local- o incrementar la caradurez para poder sostenerse en sus lugares.
También está la otra posibilidad última, que sería recuperar la honorabilidad y ser auténticos con ustedes mismos y volver a sus respectivas fuentes y profesar la honestidad ideológica. Pero a esta altura de mi vida he aprendido a no esperar semejantes utopías.
- Daniel Tort
Abogado y periodista