El término lealtad alude a la condición de actuar con fidelidad y sinceridad. Ser fiel en definitiva, es la actitud que revela una persona siendo firme y constante en sus afectos.
En el ambiente político la lealtad tiene teóricamente una consideración relevante, al extremo de que el denominado Partido Justicialista ha instituido un día al año para conmemorarla, y así cada 17 de Octubre se recuerda la pueblada que en 1945 pidiera la liberación del coronel Juan Domingo Perón.
En otras épocas no tan lejanas, cuando llegaba esa fecha se realizaban movilizaciones gigantescas, con actos multitudinarios y una celebración única, en la que los adherentes al peronismo vitoreaban al representante de turno y cantaban que todos unidos triunfarían.
En la actualidad los abandonos, las traiciones y las infidelidades han sido tan evidentes y variadas, que ese escenario es inimaginable y en la diáspora justicialista y con un partido otrora popular pero hoy cooptado por las corporaciones y las minorías cipayas, no le queda más remedio a los referentes que hacer cada uno su propio actito.
Y el gobernador de Salta, el abogado Juan Manuel Urtubey avocado de lleno a su campaña presidencial para el 2019 no fue la excepción, y convocó a dirigentes de todo el país para que lo acompañaran a escuchar el consabido discurso alusivo al día, confundiendo otra vez al Estado con su partido político.
De un repaso mínimo a la historia reciente de éste postulante anticipado al sillón de Rivadavia, se puede advertir fácilmente que las conveniencias personales han primado largamente por sobre la vocación de ser leal.
Recordando los hechos ocurridos pocos años atrás, se comprueba cómo el letrado concurría en Noviembre de 2011 a la provincia de Santa Cruz, y al tiempo que rendía homenaje en la tumba de Néstor Krichner, asentía reiteradamente con su cabeza cuando Daniel Scioli afirmaba: «Todos reconocemos a la Presidente como gran conductora del movimiento nacional. (El Intransigente 17/11/2011)
Ya en Mayo de 2015 en su discurso triunfal cuando conociera su re-re elección provincial, afirmó que había ganado embanderado en el Frente Para la Victoria defendiendo el proyecto que desarrollara Néstor Kirchner y que profundizara Cristina Fernández, y que iba a trabajar para que esa fracción ganara las elecciones en Octubre del mismo año. (urgente24.com 18/05/2015)
Pero, apenas dos semanas después confesó su vocación presidencial para 2019, en claro mensaje de que no apoyaría a la alabada “profundizadora” del modelo. Y para que no quedaran dudas se enfiló sin tapujos en el frente Pro-Cambiemos, y en vísperas del balotaje de Noviembre de 2015 viajó servilmente a los EE.UU. a prometer el pago incondicional a los fondos buitres.
Como otra evidencia irrefutable de su nuevo alineamiento político, con el que visiblemente el hombre de la clase acomodada –la mayoría de ellos con el dinero del Estado- se siente más a gusto, el 28 de Agosto de 2016 afirmó que el kirchnerismo se destruyó a sí mismo, y que es la hora de la militancia social. La grasa militante afuera, le faltó decir. (www.lacapitalmdp.com 28/08/2016)
Sabedor de su condición de ser uno de los más desleales entre los desleales con el movimiento que lo ha parido, designado primero diputado nacional y después tres veces gobernador de Salta, cuando llegó la hora de las palabras conmemorativas de la lealtad peronista, con la rapidez de un rayo y al mejor estilo panqueque, se encontró con la obligación de redefinir el concepto para poder acomodarlo a su patética situación.
Se podría haber esperado que dijera que la lealtad es –por ejemplo- ser coherente con los principios, o consecuente con las ideas, o preocuparse por la justicia social o inventar sobre la marcha alguna otra vaguedad vende humo por el estilo. Pero no, el almidonado orador aludió increíblemente a otros imprudentes conceptos que en su boca suenan –por lo menos- desatinados.
“Lealtad no es solo cantar la marcha, lealtad es no mentir, no robar, y trabajar para los humildes que nos ponen en este lugar” , afirmó sin sonrojarse y como si estuviera descubriendo verdades absolutas, en una improvisada redefinición de la lealtad, para intentar reinventar el contenido y adaptarlo a su insalvable falta de conducta partidaria por la que si realmente funcionara el PJ, tendrían que haberlo echado a puntanos en la zona baja de la espalda hace años.
Pero viniendo esas palabras de parte de una persona que hace abuso indiscriminado de los bienes del Estado Provincial para propio provecho, como el caso de Finca Las Costas, donde posó con los invitados para la foto panorámica antes del pantagruélico almuerzo (Foto de Prensa Oficial 17/10/2016), la alusión a no mentir queda fuera de lugar precisamente en él, que vociferó hasta el hartazgo que si era gobernador no viviría allí, y por su honor juramentó que su mandato duraría exactamente cuatro años.
Igual despropósito entre sus expresiones y acciones, fue la alusión a la honestidad, cuando todos tenemos presente la obscena utilización del erario de la Provincia para que sus funcionarios viajen a Europa a reunirse con ex compañeros de estudio, se nombran en planta política a los amigos y las amigas, la concuñada, los allegados y a su comando de campaña presidencial instalado en la Casa de Salta en Buenos Aires, con rangos de secretario de estado y viáticos.
Mas grosero aún, fue decir que ellos honran la lealtad trabajando para los más humildes –la oligarquía nunca los llama “pobres”, suena muy cruel- cuando los niños excluidos y abandonados a su suerte en el interior no pueden usar el avión sanitario que el gobernador tiene a su exclusivo servicio, como le ocurriera a una bebita de Angastaco accidentada el mes pasado. saltaentrelineas.com 30/09/2016)
O cuando, al mismo tiempo que Víctor Romero -un carrero indigente- se suicidaba por la desesperación de su miseria, y con una esposa embarazada era enterrado en fosa común, el mandatario viajaba a Quito a vociferar cualquier verdura ante una audiencia que no tiene la menor idea siquiera dónde está Salta, incluyendo a los empleados de la embajada que el cuentista Luis Juez llevó para que en la foto apareciera algún público, para reafirmar de esa forma su absoluta despreocupación por la pobreza. (El Tribuno 19/10/2016)
La misma pobreza que pega duro cuando se advierte que familias enteras buscan cada día en el vertedero San Javier de la zona sur, alimentos vencidos o restos de comida para sobrevivir en un panorama desolador bien alejado de la coqueta San Lorenzo, y a donde nunca va a dar discursos el gobernador.
Pero como todo fluye y pasa rápido en el mar de noticias que nos tapan a diario, la indignidad del converso mandatario quedó ya en el olvido, y hoy seguirá aferrado sin tapujos a los privilegios de su clase dentro de un partido político usurpado, para seguir empujando su mezquina carrera personal.
Todo ello lejos, muy lejos de la realidad de la mayoría de los salteños que sufren en carne propia cada día las consecuencias del robo, la mentira, y el abuso desleal de estos asaltantes de la fe pública, que sólo se acuerdan de los pobres para las diatribas baratas encubridoras de apariencias.
Y semejante drama social sólo con la miserable finalidad de seguir manteniendo privilegios de elite, acaparando dinero y poder, siendo exclusivamente leales a su impúdico y grosero proyecto oligárquico.
–Daniel Tort
tdaniel@arnet.com.ar