El Tribunal Oral en lo Federal Criminal decidió que los testigos que ya declararon en otros juicios por delitos de lesa humanidad no serán convocados a este debate. La decisión se tomó por pedido de los fiscales federales Francisco Snopek, Carlos Amad y Juan Manuel Sivila. Las querellas adhirieron a la solicitud y el defensor oficial Pablo Lauthier no se opuso, si bien planteó objeciones en el caso de los testigos que debían declarar el martes 3 de mayo.
La solicitud se fundó en la necesidad de no re victimizar a personas que han sufrido la represión estatal o paraestatal y en muchos casos ya han realizado hasta media docena de declaraciones, explicó el abogado Gastón Casabella, querellante en representación de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
Los testigos convocados para ayer, entre ellos el ex detenido político Aldo Bellandi, su hermana Ana María Bellandi y el ex diputado provincial Héctor Canto, ya habían declarado en el juicio conocido como Megacausa Salta, en relación a la investigación del secuestro y homicidio del militante peronista y vendedor ambulante Eduardo Fronda.
Dado que hay otros testigos que se encuentran en la misma situación, la Fiscalía planteó que, de acuerdo a lo resuelto por la Cámara Nacional de Casación, se entreguen registros audiovisuales de esas declaraciones y las copias de las actas para que cada una de las partes pueda examinarlas y, recién si existe alguna consulta puntual, se convoque a los testigos para referirse únicamente a ese aspecto sobre el que existe alguna duda.
Los jueces Federico Díaz, Carlos Jiménez Montilla, Marcelo Juárez Almaraz y Gabriel Casas, aceptaron el planteo, en su totalidad para el futuro y parcialmente para la víspera, dado que decidieron que declararan los hermanos Bellandi y el resto de los testigos no.
“Ya pasó a baraja”
La casa de Ana María Bellandi fue allanada la misma madrugada (de abril de 1976) que detuvieron a su hermano, Aldo, que militaba en el peronismo, en las cercanías del ex gobernador Miguel Ragone.
La mujer contó el martes 3 de mayo que después “lo buscaba y lo buscaba” a su hermano, sobre todo porque su madre “sufría mucho de no saber nada de él”. En esa búsqueda llegó a la Central de Policía y se encontró con un policía al que le preguntó por su hermano: “Ah, ese ya pasó a baraja”, le respondió como un golpe. Una vez que se repuso siguió preguntando y llegó a un policía conocido, Carlos Sánchez, que le volvió el alma al cuerpo diciéndole que insistiera, y así fue como pudo verlo y rescatarlo de la desaparición. “No estaba mal en ese momento”, recordó ayer Ana María.
Aldo, que perdió a su mujer en estos años, se sentó después ante los jueces. Memoró que fue detenido por miembros del Ejército y de la Policía, que lo llevaron a la Comisaría Primera, a la Central y al penal de Villa Las Rosas. En su declaración en la Megacausa contó detalles de la tortura que sufrió y que le dejó secuelas de por vida. Su hermana recordó ayer que cuando salió de la cárcel estaba “delgado, muy delgado”; en el otro juicio había dicho que era “una piltrafa”.
- Informe: Elena Corvalán